“Hija mía, estudia, ve bien en la escuela, estudia en una facultad, ten una carrera, no hagas lo que yo hice. Sé independiente y nunca dependas de ningún hombre.”
“Hijo mío, estudia, sé alguien, gana mucho dinero porque sin dinero no eres nadie en este mundo. Y sal con bastantes mujeres, no te cases con la primera que aparezca.”
¿Es impresión mía o hijas e hijos están recibiendo consejos opuestos de sus padres?
Estos consejos, de forma general, están siendo repetidos incansablemente por los padres y las madres bienintencionados en los hogares de hoy. Les aconsejan a sus hijos a que hagan lo que ellos, los padres, creen que es lo mejor. A fin de cuentas, a primera vista, ¿qué mal hay en los consejos anteriores? Son consejos que buscan salvar a sus hijos de malas experiencias que tuvieron. Sin embargo, los padres han ignorado los efectos negativos de tales consejos a largo plazo. Es algo conocido en economía y política como “efecto cobra”.
El término “efecto cobra” proviene de una anécdota en los tiempos de la dominación británica en la India colonial. El gobierno británico estaba preocupado por el número de cobras venenosas en Delhi. Por lo tanto, el gobierno ofreció una recompensa por cada cobra muerta. Inicialmente fue una estrategia exitosa y un gran número de serpientes fueron asesinadas por su recompensa. Sin embargo, algunos astutos (y usted pensaba que solo existían en la actualidad) comenzaron a criar cobras por su recompensa muertas. Cuando el gobierno se percató de esto, el programa de recompensas fue cancelado, causando que los criadores liberaran a las – ya sin valor – cobras. Como resultado, la población de cobras salvajes aumentó. O sea, la aparente solución para el problema hizo que la situación fuera aún peor.
Así ha sucedido con los hijos que han seguido esos “buenos” consejos de sus padres. Las hijas se han vuelto mujeres graduadas, con carrera, independientes – pero en muchos casos, solteronas y más amargas que sus madres. Los hijos de han vuelto aventureros que hacen cualquier cosa por dinero – y después gastan todo con mujeres por ahí. O peor, dejan que ellas gasten el de ellas con ellos.
Cuando esas mujeres independientes y solteras finalmente llegan a una edad y piensan en casarse, están extremadamente exigentes y reticentes. Sin contar que los hombres que ellas encuentran disponibles en el mercado son exactamente los hijos solterones del párrafo anterior – porque los demás con más juicio, claro, ya están casados. O sea, los consejos, si son seguidos por los hijos, generan tantos o más problemas que los que los padres querían evitar.
Los padres necesitan entender que un buen matrimonio es una de las mejores formas de educación y estabilidad económica, emocional, física y psicológica que una persona puede tener. Sí deben motivar a sus hijos a que estudien, a que sean económicamente independientes, pero por encima de todo, a que busquen cuanto antes a su pareja para la vida.
Los jóvenes necesitan mirar a su alrededor y ver que el dinero y las relaciones sin compromisos con varias parejas no han funcionado, en la práctica. Es un mundo que parece muy colorido y divertido para quien está del lado de afuera, pero extremadamente triste y solitario para quien está por dentro. La personificación de eso es la vida de muchas celebridades.
Este es el momento de pensar en un mejor antídoto para esta cobra.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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