“Y Abraham dio todo cuanto tenía a Isaac. Pero a los hijos de sus concubinas dio Abraham dones, y los envió lejos de Isaac su hijo, mientras él vivía, hacia el oriente, a la tierra oriental. ” Génesis 25:5-6
El hijo de Abraham siempre dice sí al monte, el sobrino siempre dice no.
El hijo de Abraham sigue la dirección que viene de lo alto y se dispone a obedecer, el sobrino sigue la dirección del corazón.
El hijo de Abraham vive por la fe, el sobrino vive por las circunstancias.
El hijo de Abraham conquista y se establece, el sobrino puede incluso conquistar, pero al fin pierde todo, inclusive a su familia.
El hijo de Abraham vive a la sombra del Altísimo, el sobrino vive a la sombra de los otros.
El hijo de Abraham vence aun en el desierto, el sobrino fracasa incluso en el mejor lugar.
El hijo de Abraham sacrifica sus sueños por los de Dios, el sobrino no renuncia a sus sueños, y termina convirtiéndolos en pesadillas.
“Nadie hay tan osado que lo despierte; ¿Quién, pues, podrá estar delante de mí? ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío.” Job 41:10-11
Abraham despertó a Dios, y Él le dio todo lo que había debajo del cielo y, finalmente, le dio el propio cielo, mientras que Lot perdió lo que había conquistado y también perdió a su familia.
La nación de los hijos de Abraham es incontable como las estrellas del cielo, mientras que la descendencia del sobrino Lot son solo dos pueblos, los Amonitas y Moabitas, nacidos de incestos cometidos por las propias hijas.
Por su parte, los hijos de las concubinas incluso reciben regalos (algunas bendiciones alcanzadas) que traen alegría momentánea. Pero están separados de lo que Dios ha prometido para los hijos de Abraham: ¡SER LA PROPIA BENDICIÓN!
Eso ocurre porque los hijos de las concubinas no tienen disposición para sacrificar ni pueden tomar posesión de la herencia.
Por su parte los hijos de Abraham no cuestionan el sacrificio, por ser algo natural.
“Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.” Gálatas 3:7
En suma:
Los hijos de Abraham dicen SÍ.
Los sobrinos dicen NO.
Los hijos de las concubinas ni son llamados, porque se conforman apenas con las migajas de este mundo.
¿Quién es usted?
¿HIJO DE ABRAHAM, SOBRINO O HIJO DE LA CONCUBINA?