José fue el décimo primer hijo de Jacob, pero el primogénito de su esposa Raquel. Claro que Jacob amaba a todos sus hijos, sin embargo, tenía un cariño especial por José (Génesis 37:1-3).
Su historia es una de las más conocidas, por tratarse de celos entre hermanos (Génesis 37:18-36), prisión injusta (Génesis 39:11-23), además de mostrar la manera en que Dios lo usó para interpretar sueños dentro de la cárcel (Génesis 40) y también los del Faraón (Génesis 41:1-37).
Después de explicar un sueño del Faraón, que no habían podido hacerlo muchos, y revelar lo que Dios haría, José obtuvo su gracia. Por ese motivo, el Faraón lo nombró gobernador de Egipto, pues creyó que solamente él sería sabio para pasar por los tiempos difíciles que vendrían en breve (Génesis 41:38-57).
El crecimiento que viene de Dios
Muchas veces le preguntamos a Dios cuál es la razón de tantas dificultades, aflicciones, desacuerdos e injusticias. Parece que Él se olvidó de nosotros y que no tiene nada que ver con lo que pasamos en la tierra. Pero no es así.
De la misma manera como sucedió con José, Dios tiene un plan para nuestras vidas, del cual no entendemos el camino, pero será el mejor para nosotros.
José fue humillado por los hermanos, vendido, preso injustamente, pero, incluso así, Dios hablaba con él. Su fe, certeza y confianza de que Dios hablaba con él no lo dejó abatirse, además de llevarlo a ser gobernador de Egipto.
José fue honrado porque supo atravesar las dificultades, creyendo hasta el fin que Dios tenía el control de todo.
¿Y usted, está preparado para probar su fe y así recibir la honra que viene de Dios? No desista, pues su conquista está llegando.