Todos los días nos bombardean con noticias negativas sobre la economía. Más despidos, aumentos, cambios en las tarifas, recesión, desempleo… No hay nada que indique una mejora o un cambio positivo en la situación.
Si durante muchos años usted aceptó la escasez, las deudas, el desempleo, la baja en las ventas, en fin la miseria, esa situación puede cambiar.
Si se ha justificado pensando que por haber venido de una familia pobre, su destino también es la pobreza, sus pensamientos pueden cambiar.
Si está cansado de trabajar para los demás y verlos enriquecerse mientras usted no puede llegar a fin de mes, su futuro puede cambiar.
Estamos convocando a quienes están cansados de la miseria, a quienes no aceptan más vivir humillados, doblados de rodillas ante esta situación. En el pasado, muchos del pueblo de Israel se inclinaron, se resignaron ante de la situación, pero Dios honró a 7 mil que no se doblaron. Eso quiere decir que si uno manifiesta la fe, y no se dobla o se inclina aceptando la situación, Dios se manifestará dando la victoria.
Únase a nosotros este lunes 19 de septiembre a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, clamaremos a Dios para que dé la victoria ante todos los problemas económicos que afectan su vida. Usted no puede perderse esta oportunidad, acérquese a Av. Corrientes 4070, Almagro, y determine que su situación cambiará en el Congreso para el Progreso.
Ellos no se doblaron ante la miseria
Celia: “Yo estaba endeudada, no veía una salida ni una solución porque mi sueldo era embargado y no me alcanzaba. Tenía que pedir prestado para saldar algunas deudas, no podía salir adelante. Decidí hacer la cadena del Congreso para el Progreso porque no acepté más esa situación.
Desde que vengo al Congreso para el Progreso he comenzado a cobrar cosas que no esperaba, pude pagar las deudas y hace un mes recibí un dinero que era veinte veces más de lo que ganaba. Pude pagar todas las deudas, que ascendían a $70 000. Hoy estoy prosperada”.
Ramón: “Llegué en la miseria al Congreso para el Progreso, no tenía empleo, no tenía nada. Solo trabajaba a cambio de comida, me consideraba prácticamente un esclavo, no tenía nada para mí ni para mis hijos.
En el Congreso para el Progreso aprendí a usar mi fe y Dios me fue respondiendo. Poco a poco fui saliendo adelante y hoy estoy bien, tengo todo lo que necesito. Con mis hijos formamos una empresa familiar que avanza cada vez más. Compré propiedades para cada uno de mis hijos y estoy construyendo más viviendas para alquilar. He prosperado mucho y voy por más”.
[related_posts limit=”17″]