Los smartphones están al alcance de todos, incluso de los niños. Esto puede provocar serias consecuencias si hay un descuido de parte de los padres, ya que, debido a la inocencia de las criaturas, muchos se aprovechan para realizar amenazas online. Este ciberdelito se conoce como grooming.
Los criminales que venden pornografía infantil intentan controlar emocionalmente a sus víctimas por medio de las redes sociales. Crean perfiles falsos haciéndose pasar por otro niño o adolescente con el objetivo de crear un vínculo de confianza. De esta manera, investigan a las criaturas.
Muchos padres ignoran este serio problema y dejan a sus pequeños a merced de todo tipo de peligro. “Para ellos, el material pornográfico es un tesoro; no lo consideran algo malo o ilegal. Por eso, cuando entramos en los allanamientos, casi siempre lo tienen a la vista”, comentaron los técnicos de la policía bonaerense expertos en ciberdelito sobre los delincuentes, en una nota para La Nación.
Padres en alerta
Es importante el cuidado de los padres a la hora de supervisar los celulares y de estar atentos al comportamiento de sus hijos. Los expertos recomiendan que haya comunicación con los niños para averiguar qué aplicaciones utilizan y saber con quiénes hablan. Explíqueles los riesgos que existen cuando se publican y mandan imágenes por las redes o las aplicaciones de mensajería. Una buena opción es hacerles saber que los perfiles deben estar configurados en modo privacidad.
Expertos en informática aconsejan establecer la protección de las cuentas en casos de extravío, para evitar futuros problemas.
¿Qué hacer si detecta que su hijo ha sido víctima de acoso en las redes?
En el momento en que constata un caso de grooming, no se debe atacar, dialogar, ni mucho menos bloquear al criminal, sino que lo adecuado es acercarse a la comisaría con el dispositivo y realizar la denuncia formal. De este modo, la policía puede actuar y allanar el lugar para encontrar pruebas que lleven al acosador a juicio.
Todo cuidado es poco
Su hijo lo necesita cerca, por eso acompáñelo en su crecimiento. Si usted trabaja o tiene responsabilidades, haga valer la pena el tiempo que esté a su lado. Aunque tenga un día agotador, busque siempre hablarle, aconsejarlo y enseñarle la Palabra de Dios, para que desarrolle su propia fe. De esta forma, conquistará su confianza.