Elizabeth Gómez tuvo una infancia muy triste: “Mis problemas comenzaron a los 8 años, mis padres se separaron, quedé al cuidado de mi papá y no me dejaban ver a mi mamá.
Todo empezó porque la relación de mis padres era muy mala, él golpeaba a mi mamá estuvo a punto de matarla. Ahí empezaron los problemas, todo recayó sobre mí, la culpa de todo era siempre mía. Así me volví una persona muy cerrada, no participaba de nada, me aislaba. En esa misma época sufrí un abuso, fue terrible”, recuerda Elizabeth.
El tiempo fue pasando y cada vez se volvía más difícil soportar la vida que estaba llevando. El odio que sentía por su padre la dominaba, al punto de hacer que quisiera matarlo:
“Culpaba de todo lo que me había pasado a mi papá. Lo único que quería era verlo muerto y preparaba veneno para ratas para dárselo, quería venganza. Buscaba ayuda en iglesias de todo tipo, buscaba a Dios, pero no encontraba ayuda.
Él me hacía trabajar y me daba muchas responsabilidades, me usaba como una empleada, no era su hija. Hasta que, en un momento, no aguanté más y pensé en terminar con mi vida. Me quería matar y tenía solo 14 años. Lo intenté varias veces, una vez quise cortarme las venas, en otra oportunidad intenté matarme tirándome en una ruta, pero el auto me esquivó y no pude hacerlo.
Además, tenía problemas espirituales, no podía dormir, pero no pasaba nada. Además, nadie nos iba a visitar, todo el mundo le tenía miedo a mi papá.
A los 15 años puede ver la programación de la Universal, yo seguía queriendo matar a mi padre, yo quería venganza, porque no nos dejaba ver a nuestra madre. A través de la oración del Obispo, mandé una carta a la universal, me contestaron y me empezaron a enviar diarios toda la semana, eso me fue fortaleciendo.
Hasta que, a los 17 años, logré llegar a la Universal. Tenía artrosis y reumatismo en los huesos de la columna. Me habían dicho que era hereditario, yo tenía que estar fajada en todo momento. También, tenía nódulos en los pechos, quistes en los ovarios y cataratas.
Consulté a muchos médicos y todos me decían que iba a tener que estar medicada, que tenía que aprender a convivir con eso. Yo no lo acepté, luché por mi vida, por mi liberación y gracias a Dios superé todo lo que me pasó. Gracias a Él me curé de todo. Ahora que tengo a Dios en mi vida, soy una nueva persona”.
Elizabeth Gómez participa en la Universal de Zárate ubicada en Justa Lima 243
[related-content]