“Hola obispo João Batista, estaba viendo algunas dudas de los internautas y tengo una también. Hace tres meses llegué a la IURD y hace un mes me bauticé en las aguas. Sin embargo, me parece que tengo algún mal que no salió. Voy a la reunión de liberación, espero manifestar y liberarme, pero eso no sucede. Busco al Espíritu Santo y tampoco Lo recibo. Voy los domingos y nada cambia en mi vida, sigo sintiendo el mismo deseo por los hombres. Me pongo feliz cuando le sucede algo malo a alguien y estoy siempre pensando en suicidarme. Obispo, ¿hay una solución para mi vida?” – Ricardo Gomes.
Respuesta:
Uno de los grandes problemas de las personas que llegan a la iglesia para buscar ayuda es la inmediatez. Vea su caso, Ricardo: usted hasta aquí ha vivido una vida de derrotas. Está frecuentando la iglesia hace solo tres meses y ya se queja de que nada cambió. Mire, amigo, su mayor enemigo es usted mismo. Mientras usted mantenga los sentimientos negativos, de derrota y, sobre todo, le parezca que su vida no tiene solución, con pensamientos de suicidio, este seguro de que aunque esté frecuentando la iglesia, NADA VA A CAMBIAR.
El cambio de vida solo se producirá cuando usted estuviere realmente dispuesto a sacrificar la voluntad de su carne y pasare a escuchar y PRACTICAR la Palabra de Dios. No me malentienda, pero en el estado en que usted demuestra estar, yo no creo que haya habido un bautismo cuando pasó por las aguas, sino que se zambulló en el bautisterio de la iglesia, porque no hubo un cambio interior. Yo creo en su sinceridad y creo que usted, realmente, quiere una nueva vida, pero, para que eso suceda es necesario que corte los lazos de todo lo que lo une al pasado.
Aproveche y haga un propósito firme con Dios, para abandonar la vida equivocada, los pensamientos sucios, en fin, todo lo que le ha impedido llegar a Dios. Haga su parte y tenga la más absoluta certeza de que actuando correctamente Dios va a poder manifestarse en su vida, transformándolo en una nueva persona.
El profeta Isaías dijo: “He aquí que no se ha acortado la mano del Señor para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” Isaías 59:1-2
Dios lo bendiga y le de las fuerzas para hacer Su voluntad, en nombre del Señor Jesús.
Pregunta respondida por el obispo João Batista.