Una reunión más para Hombres de Verdad, desde el Templo de los Milagros, donde todos entendimos que somos el Barro y Dios el Alfarero.
Existen tres tipos de desarrollo en el hombre: inmaduro, maduro y corrompido.
Dios quiere que maduremos, porque el inmaduro es aquel que no completó su formación espiritual ni emocional.
En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos. Juan 15:8
Tenemos que dar y producir mucho fruto, no alcanza con solo hablar.
Cuando el hombre se deja influenciar por el mundo, deja de tener gusto propio para imitar y complacer el gusto de los demás.
Dios quiere que aprendamos de los errores de los demás, que seamos sabios y sensatos, no impulsivos ni emotivos.
Muchos hombres no maduran porque están siempre ansiando algo (cosas, personas, sexo prematuro, conocer lugares, etc.).
Siempre que nos entregamos a una ansiedad, terminamos despreciando al Espíritu Santo.
Tenemos que ser responsables con nuestros objetivos para que en el futuro no nos domine la frustración destructiva.
Dios quiere ser Glorificado, pero Él no va a obligar a nadie, mucho menos a Sus siervos.
Mas ahora, oh Señor, tú eres nuestro Padre, nosotros el barro, y Tú nuestro Alfarero;
obra de tus manos somos todos nosotros. Isaías 64:8
Dios nos creó con sensibilidad; tenemos que ser románticos, cariñosos, caballeros y atentos con nuestra novia o esposa.
Si no salimos de nuestra zona de confort, nunca vamos a llegar a ningún lugar.
Con nuestra novia o esposa, somos dos cuerpos distintos unidos en un mismo espíritu.
El hombre siempre tiene que dar el primer paso, ser el líder y tener iniciativa propia en cualquier situación.