Natalia Ríos era muy nerviosa, lloraba por todo, se deprimía con facilidad y todo lo que comenzaba se le cortaba. Además sentía un vacío enorme en su interior.
“Me sentía frustrada, pensaba que era la cruz que me había tocado cargar. Trabajaba mucho pero no avanzaba, no lograba tener estabilidad laboral. No veía un desarrollo en mi vida económica”, recuerda Natalia.
Primero conocieron la Universal sus padres, se acercaron buscando la solución a sus problemas económicos, por los vicios y porque la familia estaba destruida. Como Natalia vio que ellos fueron cambiando y las cosas se fueron solucionando, decidió participar de las reuniones también. “Mi papá dejó los vicios y mi casa empezó a estar diferente. Recuerdo que acepté la invitación que me hicieron y a partir de ese momento todo fue cambiando. Primero, me liberé de la depresión y del insomnio. Cambió mi carácter al tener un encuentro con Dios, buscar al Espíritu Santo fue clave para que haya una transformación en mi interior.
Perseveré y hoy tengo paz, confío en mí misma y soy feliz junto a mi familia. Pero eso no fue todo lo que Dios hizo en mi vida, porque económicamente estoy prosperando con un emprendimiento propio. Desde que soy fiel a Dios el panorama cambió, tengo una nueva visión, mis proyectos se hacen realidad”, afirma sonriendo.
Ella concurre a la Universal ubicada en Av. 7, entre 55 y 56, La Plata.
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