Jorgelina llegó a las reuniones de los viernes con problemas espirituales que le quitaban las ganas de vivir. A continuación, relata su experiencia.
“Cuando era chica, en mi familia había muchas peleas. Mi papá era muy nervioso, tomaba alcohol y celaba a mi mamá. Por eso, ella no nos llevaba a la escuela ni nos iba a ver en los actos escolares. Eso me entristecía.
En mi adolescencia, me rebelaba en el colegio, no hacía las tareas, me juntaba con los chicos conflictivos y tomaba bebidas blancas. Me compraba petacas de licor y las llevaba a la escuela. A esa edad, empecé a consumir marihuana y cocaína, fumaba cigarrillos ‘nevados’ y tomaba pastillas.
Por otro lado, durante seis años busqué la paz en los cementerios. Se me aparecían personas, veía sombras, escuchaba voces que me llamaban o sentía que me tocaban la espalda, pero no había nadie.
Tenía pensamientos de muerte, creía que era una inútil, que no servía para nada. Me hacía cortes en los brazos, me llenaba de tatuajes y me arrancaba los pelos porque quería sentir dolor. Odiaba mi vida.
Además, tenía muchos accidentes en moto o en auto porque jugaba picadas. Estuve al borde de la muerte en varias ocasiones y quise suicidarme en cinco oportunidades. Cuando lo intenté con un cinto de cuero, se me cortó. No entendía por qué no podía morirme, lo había intentado varias veces y me sentía inútil por no lograrlo.
Había una chica que me iba a buscar siempre para ir a la iglesia, hasta que un día fui. Participé de las reuniones de manera intermitente por ocho años. Escuchaba que Dios quería cambiar mi vida, pero me dejaba llevar por lo que sentía. Me bauticé unas siete veces, pero siempre volvía a mi vida pasada.
En ese trayecto, quedé embarazada y mi pareja me abandonó. Sin embargo, cada vez que él reaparecía, me alejaba de Dios.
Hasta que en una oportunidad dije: ‘Este será mi último bautismo’. Tuve un arrepentimiento sincero y todo empezó a ser diferente. La oscuridad se terminó, ya no tengo depresión, ni pensamientos de muerte, ni deseos de hacerme cortes o consumir drogas, gracias a Dios. Soy feliz”.
Ella asiste a la Iglesia Universal ubicada en Constitución 828, San Fernando, Buenos Aires.
Participá este viernes a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a vos.
La Iglesia Universal del Reino de Dios aclara que todos los conceptos emitidos en este sitio, como en su programación radial y televisiva, en modo alguno deben ser interpretados en desmedro de la medicina ni de quienes la practican. NO DEJES DE CONSULTAR A TU MÉDICO.