Entre estadísticas alarmantes y episodios trágicos, la fe enseña a resistir con amor y a extenderles la mano aun a los que rechazan el Evangelio.
La intolerancia y la polarización de opiniones han crecido en los últimos años. Parece que ya no existe un término medio, especialmente cuando el tema es política y religión. Solo existen los extremos y, “si no estás de acuerdo con mi punto de vista, merecés morir”. La mayoría de las personas parece guiar sus pensamientos de esta manera.
Sabé esto:
Curiosamente, la fe más profesada en el mundo es también la más perseguida. De acuerdo con la World Christian Database, más del 30% de la población mundial es cristiana. Según la Lista Mundial de la Persecución 2024, elaborada por la ONG Puertas Abiertas, “más de 365 millones de cristianos enfrentan altos niveles de persecución y discriminación debido a la fe en Jesús”.
Una catástrofe reciente confirma este hecho. El pasado 10 de septiembre, el activista cristiano Charlie Kirk, de 31 años, fue asesinado en Utah, Estados Unidos. El influencer hablaba en un evento en la Universidad Utah Valley cuando recibió un disparo en el cuello. Unigrejas llegó a publicar una nota de pesar tras lo ocurrido.
Qué considerar:
Los verdaderos seguidores de Cristo deben saber que hay varios pasajes de la Biblia que destacan que Dios no hace acepción de personas. Por eso, deben extender sus manos a todas las personas, incluso a aquellas que manifiestan algún tipo de prejuicio contra su fe.
El verdadero cristiano va a donde la mayoría de las personas no quiere ir, como comunidades carenciadas, cárceles, asilos, o se dirige a personas en situación de calle llevando el Perfume de Cristo. Soporta cualquier intolerancia mientras ayuda, mostrando que no es religioso, sino que hace la Obra de Dios.
“Cuando sufrimos intolerancia y prejuicio, enseguida surge el deseo de responder a nuestra propia manera. Pero si hacemos lo que Jesús nos enseña en Lucas 6:27-28 – ‘…amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen, bendecid a los que os maldicen; orad por los que os vituperan.’–, veremos que, al menos con las personas con quienes convivimos, vamos deshaciendo el prejuicio y cooperando para que se debilite cada día”, destaca el obispo Celso Rabequi, presidente de Unigrejas.