El país más visitado de Europa abre sus puertas para la propagación del evangelio
Situada al oeste de Europa, Francia posee una población de más de 62 millones de habitantes, constituyéndose así, uno de los lugares más poblados del continente. El territorio francés hace frontera con Italia, Suiza, Alemania, Luxemburgo, Bélgica, Mónaco, Andorra y España. El país posee gran importancia histórica, y es el lugar más visitado del mundo. Según la Organización Mundial del Turismo, Francia recibió cerca de 76,8 millones de turistas sólo durante el 2010.
La mayoría de los habitantes tiene un elevado padrón de vida. Recientemente, datos divulgados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indica que el Índice de Desarrollo Humano (IDH) francés es de
0, 872, ocupando el 14° lugar en el ranking mundial. Pero, a pesar de tantos atributos e historia, hay muchas personas padeciendo enfermedades, perturbaciones espirituales y problemas familiares.
Con el objetivo de llevar la solución de todos los males, por medio de la fe, para todos los habitantes del país; el obispo Delmar Andrade realizó una reunión especial en el templo de la Iglesia Universal del Reino de Dios en la ciudad de Nice.
En esa oportunidad, el obispo oró por todos los presentes y también determinó que sus familiares fueran alcanzados por el poder de Dios. Durante la reunión, destacó la importancia de arrancar todo el mal por la
raíz.
“Todos tenemos raíces malas, ya que todos fuimos expuestos a malas semillas que fueron lanzadas sobre nuestras vidas. Unos tienen más, y otros menos pero todos las tienen. La cuestión no es si las tiene o no, sino cuáles tiene”, explica.
Enmarcado en el mismo mensaje de fe, el obispo citó el siguiente versículo: “O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol..” (Mateo 12:33)
“Si usted aplicara lo que aprenderá, está garantizado que la raíz de su problema será cortada y con ésta el problema también se secará. Usted no seguirá con ese ciclo de derrota en su vida. La lucha contra la raíz es más dura a corto plazo, pero soluciona el problema. La lucha contra las “ramas” nunca se resuelve y nunca termina. La decisión es suya”, concluye.
Eso fue lo que sucedió con Luciene Maria Silva (foto), que antes de llegar al Centro de Ayuda Espiritual en la ciudad de Nice, tuvo una vida completamente derrotada. “Yo llegué a la iglesia con la vida destruida en todos los sentidos. Me inicié en los vicios a los 12 años, tenía gastritis, insomnio, sinusitis, dolor de cabeza constante, pesadillas, nódulos en los seños, vértigo y dolor en todo el cuerpo.
Yo era alcohólica y fumaba tres atados de cigarrillos diarios, me prostituía, robaba y llegué a caer presa. Por todo eso, no conseguía tener un buen empleo; llegué a golpear a mi madre y me fui a vivir a la calle.
No tenía más nada. Entonces, comencé a tomar el alcohol que se usaba como combustible para autos y me drogaba. Creía que mi vida no tenía solución, entonces intenté suicidarme dos veces tomando veneno para cucarachas.
Hasta que un día, estando en el hospital, un obrero me dijo que había un lugar que resolvería mi problema. Ese mismo día me llevó al Centro de Ayuda Espiritual, donde hice todas las cadenas de oración y sacrifiqué en campañas de Israel. Hoy, gracias a Dios, estoy liberada de todos los vicios, soy una mujer feliz y realizada, y tengo el privilegio de servir a Dios. Todo para la gloria y honra del Señor Jesús”, relata.