Un extraño caso conmueve desde hace varios días a la localidad bonaerense de San Pedro, donde una familia tradicional padece las consecuencias del “juego de la copa”, que dejó a su hija de 12 años en un aparente estado de “posesión”.
El caso salió a la luz la semana pasada y la propia madre de la chica habló con una radio suplicando la ayuda de expertos: “Lo que está pasando con Milagros, mi hija, es como que tiene una persona adentro que no la deja estar tranquila. Nosotros estamos pidiendo la ayuda de alguien que se dedique a esas cosas”.
Todo comenzó cuando su hija fue a una pijamada y sus amigas realizaron el “juego de la copa”, que ella habría presenciado pero no participado de forma directa.
“Hoy yo creo en todo esto porque lo que uno está viviendo es algo que es verdad, por eso lo que nosotros necesitamos es alguien que se dedique a hacer todo lo que tenga que ver con exorcismo. Tenemos que estar todo el tiempo con ella porque hace cosas que no son de ella”, le contó la mujer a FM Génesis, según reproduce el sitio sanpedroinforma.com.ar.
¿Cuáles son los síntomas? Una semana después, comenzaron las actitudes extrañas que llevaron incluso a la internación de Milagros, aunque apenas un día después le dieron el alta. “Hemos visto cómo se le hincha la panza y se le forma una cara, se me mueve para todos lados, como que se le quiere salir; lo mismo le pasó en los brazos, eran como dedos que se le querían salir”, relató la madre.
La periodista Bety Rodríguez, una de las que investiga el caso, dio más detalles en un extenso diálogo con A24: “La nena cambia la voz, mucho más gruesa, tiene comportamientos agresivos y dice por ejemplo ‘quiero matar a mi hermana’, comienza a reírse en determinados momentos, se ha rasguñado, lastimado y hasta habló de querer suicidarse; escribe la palabra Dios en un papel y lo tacha, no quiere saber nada con Dios, le ponen la Biblia y reacciona de forma violenta. Escribió en el Facebook y pide ‘quiero que me saquen esta porquería’”.
“Cuando le preguntan el nombre, ella da el nombre de una persona fallecida aquí en San Pedro. Por eso la madre está convencida de que no es un brote psicótico, sino una posesión a partir del juego de la copa”, prosiguió.
Y añadió que existe un video que muestra el extraño comportamiento de Milagros: “Se puede observar que la nena empieza a respirar fuerte, tiene vómitos, hace movimientos bruscos”.
Gustavo, el tío de Milagros, reveló nuevos detalles del caso. “Hay que vivirlo para contarlo. Acá hubo una pijamada en el mes de diciembre entre unas amigas. Mi sobrina nunca participó, estaba sentada en la cama, y dice que en un momento explota la copa, las amigas salen disparando, y en ese momento es cuando ella siente el demonio”, relató.
En diálogo con el canal A24, el hombre dijo que su sobrina “se sentía rara”, pero aclaró que la posesión recién se manifestó en enero, “el Día de Reyes a las 12 de la noche”, precisó.
Consultado por los comportamientos de Milagros, Gustavo confirmó que le cambia la voz, que habla en lenguas extrañas, que “empieza a rezar el Padre Nuestro pero no lo termina”, que se le dan vuelta los ojos y que cuando le leen la Biblia rompe todo. “Es inexplicable”, definió.
El miedo, los intentos de suicidio y un juego que lo empeoró todo
Jimena tuvo una vida difícil, a pesar de tener una familia que la quería y todo lo que necesitaba para vivir bien, había un vacío en su interior que crecía con el paso del tiempo. Ella buscaba llenarlo con bailes y salidas. Esa alegría pasajera era la única forma de olvidarse por momentos de ese vacío. Pero cuando regresaba y estaba sola, lloraba todo el tiempo, entonces aumentaban el miedo y la angustia, tenía insomnio, no era feliz y solo pensaba en suicidarse.
“Cuando era chica tenía miedo de todo, vivía con una angustia tremenda. Mis padres me mandaron al psicólogo y me recetaron pastillas. Al crecer los miedos aumentaron, incluso tenía miedo a la muerte y a la vez quería suicidarme. Lo intenté tantas veces que perdí la cuenta. Además escuchaba voces, veía sombras en las paredes de mi casa, y no podía dormir porque sentía que me ahogaban.
En mi adolescencia me juntaba con amigos con quienes lo único que hacíamos era ir a los boliches, tomar y desaparecer días enteros de casa. A veces íbamos a descampados para jugar al juego de la copa, llamábamos espíritus de personas muertas. Lo único que conseguía con todo eso es que mis ganas de matarme y la angustia crecieran cada vez más. Ya nada me importaba, me encerraba en mi habitación llorando y sin comer. Pero gracias a Dios conocí la Universal y mi vida cambió completamente”, cuenta.
Al comenzar a participar de las reuniones de los días viernes, aprendió a usar su fe, paulatinamente, Dios la liberó de los problemas espirituales y llenó el vacío en su interior. Hoy es feliz, tiene paz y alegría. Jimena tiene placer de vivir la nueva vida que Dios le dio.
Ella concurre a la Universal de Lavalle 940, Microcentro.
[fotos foto=”Thinkstock / El Universal – Fuentes: Diario Popular / El Universal”]
[related_posts limit=”7″]