“No torcerás la justicia; no harás acepción de personas, ni tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras del justo”. (Deuteronomio 16.19)
No agrada a Dios los que inventan leyes favorables a terceros o a sí mismos, los que menosprecian las personas, ni los que aceptan sobornos, quitando los derechos legales de los justos. Dios actuará con justicia tanto para con el justo cuánto para con el perverso, retribuindo las obras de cada uno.
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