La sequía viene castigando a varias ciudades de Bahía. En total 253 municipios decretaron situación de emergencia y dos están en estado de calamidad. Con la finalidad de atenuar de alguna manera el sufrimiento de las personas que viven en las regiones afectadas, pastores de la Iglesia Universal del Reino de Dios, en Salvador, recaudaron más de 50 mil litros de agua mineral. Los pueblos de la ciudad de Mulungu do Morro, a 460 kilómetros de distancia de la capital, fueron beneficiados.
La población se reunió, filas se formaron frente al camión. Carritos de mano y carrozas ayudaron a acomodar las botellas. Las donaciones son un aliento para la comunidad, a fin de cuentas, el sufrimiento por la falta de agua potable durante la sequía lleva más de 9 meses.
Según Defensa Civil, la sequía es considerada la peor de los últimos 47 años y no hay perspectivas de mejora, con la previsión de la lluvia recién en noviembre. El ejército ya logró enviar agua a 150 de los 253 municipios afectados, por eso muchas familias solo pueden contar con la solidaridad.
La falta de lluvias hizo que la agricultura familiar perdiera más del 90% de la plantación prevista. En las pequeñas propiedades, aproximadamente el 30% del rebaño no resistió.
Para el pastor Tonivaldo Bispo de Jesús, generador de la acción solidaria, un simple gesto es de gran valor, sobre todo cuando lo que está faltando es algo tan esencial para sobrevivir. “Nosotros vimos el sufrimiento en los ojos de esas personas y, al mismo tiempo, la fuerza de la esperanza que hace que a cada una de ellas perseverar y convivir en una realidad tan dura y desigual. Nosotros estamos haciendo un poquito, sería maravilloso si otras personas tuvieran esta conciencia”, dijo el pastor Tonivaldo.
Los más de 50 mil litros de agua fueron donados por los pastores, obreros y miembros de la Iglesia Universal del Reino de Dios, institución que se responsabilizó del transporte y distribución de la donación.
Para el obispo Francisco Decothé, responsable del trabajo de la Iglesia Universal en Bahía, la solidaridad es parte inherente del cristianismo. “Pensar en el prójimo, hacer algo por quien necesita es natural para quien practica la fe en Jesucristo, que comprende los mensajes descritos en la Palabra de Dios. Nuestra alegría es llevar el mensaje de la salvación y ella aumenta cuando podemos hacer algo tan importante como este acto solidario”, completó.