“Mi alegría ha sido circunstancial, siempre dependo del lugar en el que estoy, de las personas a mi alrededor, de las canciones que escucho, de los elogios, en fin, pasajera. ¿Cómo hago para tener alegría permanente adentro mío?” – Amigo.
Respuesta:
Muchas personas viven en esa alegría aparente, necesitan algo externo, visible o audible para tenerla. A veces, alimentan el pensamiento de que solo van a estar completas cuando alcancen sus objetivos, o sea, cuando se casen, alcancen la casa de sus sueños, el auto deseado, entre otros. Se engañan creyendo que así, finalmente, serán felices y realizadas.
Usted tiene el derecho a tener todo eso y mucho más, pero, ¿no le parece que desear eso solo para obtener placer y alegría es un poco egoísta? Sepa que esos objetivos (casa, auto, etc.) son pasajeros, y un día, puff… van a desaparecer.
Sin embargo, cuando usted tiene como objetivo mayor el agradar a Dios y vivir de acuerdo con Su voluntad, la visión cambia. Logra mucho más que lo pasajero. Cuando se vive por la fe sucede lo que sucedió en la casa de Zacarías e Isabel.
“Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento…” Lucas 1:14.
Isabel era una mujer estéril y, ese día, Zacarías fue elegido para presentar las ofrendas del pueblo de Dios. Allí estaba él, dentro del Santuario, orando por el pueblo, cuando se le apareció un ángel y le anunció la buena nueva: Él e Isabel iban a tener un hijo.
Sin embargo, a causa de que sus vidas permanecieron justas ante Dios, esa pareja no recibió a un simple hijo, sino a Juan Bautista, que prepararía al pueblo para la venida del Salvador. Era la respuesta a sus oraciones: la Salvación del pueblo.
Las oraciones de esa pareja de fe no eran para recibir solamente un hijo. El principal objetivo era la salvación del pueblo de Dios, por eso, cuando Dios responde, ese placer y alegría no son para mí egoísmo, sino para un propósito mucho mayor: proporcionar alegría a otros, a muchos otros.
(*) Respuesta extraída del blog de Viviane Freitas.