La Palabra de Dios dice que «la congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra». La ansiedad es tan perniciosa que usted puede estar persiguiendo algo muy bueno, perfecto y que agrada a Dios, pero, por estar ansioso, volverlo algo malo. Por ejemplo: usted quiere mucho encontrar a una persona y casarse, la evalúa, a su corazón le gusta y su mente la aprueba. Sin embargo, está muy ansioso por casarse y eso le hace tener comportamientos e inclinaciones a ciertas cosas que arruinarán la relación, como exigir mucha atención por parte de la otra persona. Es de la voluntad de Dios que usted se case y establezca una relación, pero la manera apresurada con la que lidia con eso puede echar todo a perder.
La sensación de querer que algo suceda pronto puede hacer que eso demore más de lo necesario. La ansiedad es típica del ser humano, por eso, la Palabra de Dios nos enseña sobre la confianza y la paciencia.
Verifique si usted no está sufriendo en sus relaciones, en su economía, en su concentración, en su salud o en su vida espiritual a causa de la ansiedad. Si no cambia ni empieza a practicar y cultivar la confianza, la paciencia y la prudencia, terminará prolongando aún más la realización de lo que usted quiere y tal vez nunca lo verá suceder.
La Palabra nos enseña a lanzar toda ansiedad sobre el Señor Jesús, porque Él tiene cuidado de nosotros (1 Pedro 5:7). En otras palabras, debe lanzarle y entregarle su ansiedad a Él. Si usted está ansioso, entre en su cuarto, cierre la puerta, doble sus rodillas y haga una oración: «Dios mío, Te entrego esto que me está dejando ansioso en Tus manos. No quiero estar preocupado, intentando apresurar lo que tomará su debido tiempo. Te entrego esta ansiedad, esta preocupación, esta palpitación de mi pecho en Tus manos. Ayúdame a enfocarme en lo que puedo hacer ahora y a confiar en lo que Tú harás que suceda a su debido tiempo». ¿Entendió? Entonces, tome conciencia de esto, respire hondo y confíe en Dios.
Si los problemas no lo dejan en paz y quiere ser libre de los tormentos espirituales, participe de la Reunión de Liberación a las 8 h, 10 h, 12 h, 16 h y 20 h, en la Universal más cerca de su domicilio.
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