Proyectos concretándose y su vida es considerada un éxito. Usted tiene buenos amigos, colecciona conquistas profesionales, construyó un matrimonio muy feliz y se siente más capaz que nunca, para continuar tras sus mayores sueños. Usted está seguro en lo que cree y en lo que no cree. Usted confía.
Ser confiado es fundamental para el crecimiento personal, profesional y espiritual de un individuo. La autoconfianza es muy importante para el desarrollo de las actividades diarias porque nos da la seguridad de que estamos bien preparados para cualquier desafío, sea físico o intelectual.
Sin embargo, el exceso de confianza puede obstaculizar las relaciones con su prójimo. Ignorar a quienes están a su alrededor y mirar tan solo para sí mismo puede provocar situaciones arrogantes, y hacernos personas indeseables para la convivencia.
Modere la confianza
Es necesario saber dosificar la confianza en sí mismo. Nunca podemos olvidarnos de que somos eternos alumnos de la vida y de que siempre debemos estar dispuestos a aprender, ya sea con las fallas como con los aciertos de nuestra historia. No deje que su felicidad lo convierta en alguien soberbio. La soberbia es el más nocivo de todos los pecados, ya que nos hace creer que somos superiores a los demás.
Si usted tiene historias para contar y experiencias para compartir, hágalo sin desmerecer al otro. Nunca ignore la opinión ajena. Esté siempre alerta y dispuesto a oír. A veces, la otra persona también aportará algún conocimiento que lo ayudará en lo que usted menos espera.
Reflexione después de cada conquista. En lo que usted hizo para llegar hasta allí, actitudes, comportamientos, y por qué mereció tal conquista. Permita que las críticas lo auxilien en la construcción de su éxito, no que sean las que provoquen una caída.
“La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.” Proverbios 29:23