No se puede imaginar a un niño de tan solo 10 años ingiriendo bebida alcohólica sin ningún impedimento, sin embargo, era exactamente lo que sucedía con Regiane Aparecida Ribeiro Marques, hoy tiene 27 años (foto de al lado). Ella cuenta que comenzó a tomar, en un comienzo, por la influencia de los padres.
“Desde mi infancia crecí viéndolos beber compulsivamente. Ese fue, uno de los principales motivos por el cual la bebida entró, inicialmente, en mi vida, en fin, yo era muy infeliz y comencé a consumir – a pesar de ser tan joven – para llamar su atención”, revela.
“Fueron 9 años consecutivos en el vicio” , recuerda. “Yo no bebía tanta cerveza porque para mí era como si fuese un “refresco”. Las bebidas que a mí más me gustaban eran las más fuertes, porque hacían efecto inmediatamente. Cuando estaba bajo la influencia de la bebida mantenía relaciones con diferentes hombres, algunos, incluso, casados. A los 14 años, en una de esas fiestas, quedé embarazada de un muchacho”, cuenta.
Además de relaciones frustradas, Regiane cuenta que, por causa de la bebida, su vida no se desarrollaba en ningún aspecto.
“Sin dudas, el vicio me perjudicó mucho, ya que no lograba ser feliz en mi casa, en mi familia, ni siquiera conseguía trabajo, o sea, la bebida alcohólica no me permita ser feliz en ninguna área de la vida”, reflexiona, resaltando que la vida de ella solo cambió de rumbo cuando encontró en Dios su fortaleza y paz.
Último intento
Regiane hoy es obrera voluntaria de la Universal y, a diferencia del pasado, tiene condiciones de ayudar a las personas que pasan por problemas iguales a los que ella enfrentó. En el inicio, así como muchos ,rechazó la ayuda, pero un día admitió que necesitaba cambiar y así sucedió.
“Era orgullosa, pero un día me detuve a analizar mi vida y percibí que no tenía nada más que perder. Decidí, como último intento, ir a la Iglesia”, destaca.
Desde entonces, Regiane cuenta que, a medida que participaba en las reuniones y hacía las cadenas, fue encontrando paz y aliento para su corazón.
“Cuando menos lo esperaba, me vi libre de los vicios y de la mala vida que llevaba. Claro que existió un querer de mi parte, pero hoy hablo con precisión: soy una mujer feliz, tengo paz, alegría y, ahora sí, soy realizada en todas las áreas de mi vida. Ya no necesito más llamar la atención de nadie, pues encontré la “dosis más fuerte” para mi vida, que es el Señor Jesús”, concluye.
La Universal tiene un trabajo específico para combatir los vicios. Si usted está o tiene familiares o amigos en esta situación, no deje de participar e invitar a quién lo necesita. En Buenos Aires, el “Tratamiento para la Cura de los Vicios” se realiza todos los domingos, a las 15 h, en Avenida Corrientes 4070 Almagro – Buenos Aires – Argentina.
[related_posts limit=”15″]