La determinación de una niña del País de Gales (Gran Bretaña), en el siglo 18, que luchó para conseguir un ejemplar de la Biblia Sagrada, sirvió de inspiración para la fundación de la primera Sociedad Bíblica en el mundo. La historia de coraje y humildad de Mary Jones además hizo que la entidad adopte el lema “llevar la Palabra de Dios a todos los pueblos, en una lengua que puedan entender y a un precio que puedan pagar”.
En 1792, a los 8 años, la pequeña Mary comenzó a alimentar un sueño: tener su propia Biblia. Ella tenía el deseo de leer aquellas historias tan lindas que acostumbraba oír en la iglesia, en el confort de su hogar. Sin embargo, satisfacer ese deseo de la niña parecía algo imposible de ser hecho.
En aquel tiempo, las Biblias o cualquier otro libro eran muy raros y caros. Apenas las personas privilegiadas poseían ejemplares de las Sagradas Escrituras.
La niña vivía en una pequeña villa llamada Alan y, por la falta de estructura del lugar, no sabía leer, pues no había escuelas en los alrededores. Aunque pertenecía a una familia humilde, aún así ella se hizo una promesa a sí misma: un día tendría su propia Biblia.
Aprendiendo a leer
A los 10 años, Mary tuvo la oportunidad de aprender a leer. Su padre pasó a vender tejidos en una villa cercana, llamada Aber, y supo que allá sería abierta una escuela primaria.
Apenas la escuela empezó a funcionar, la muchacha fue una de los primeros niños en matricularse. Siempre motivada, ella se transformó en una de las primeras alumnas de su clase, aprendiendo a leer en poquísimo tiempo.
El propósito de ella de conseguir una Biblia continuaba firme. El impedimento de no saber leer ya no existía, pero la gran dificultad aún era conseguir el valor necesario para comprarla.
Trabajando por el sueño
Durante mucho tiempo, ella hizo pequeños trabajos con los cuales ganaba algo de dinero que iba guardando. Juntaba leña en el bosque para los ancianos, cuidaba niños y compró gallinas con la intención de ganar un poco más pasando a vender huevos.
Después de ahorrar durante un año, Mary abrió el cofre para comprobar cuánto había ganado. Sin embargo, tuvo una gran decepción: consiguió ahorrar sólo una pequeña parte de lo que necesitaba para comprar su Biblia.
Durante doce meses más continuó perseverando. Aprendió a coser y, con eso, logró un valor un poco mayor, pero que no fue lo suficiente como para concretizar su sueño.
Imprevisto en el medio del camino
Un imprevisto en el trayecto del tercer año de trabajo de la niña le impidió aún más su objetivo. Su padre se enfermó y dejó de trabajar, lo que la obligó a usar todo lo que había ahorrado en el sustento de su casa, sin poder guardar nada en el cofre durante ese período.
Finalmente, al final de cuatro años de trabajo, Mary consiguió completar la cantidad necesaria para la adquisición de su tan soñada Biblia. En esa época, ella tenía 15 años.
A pesar de tener el dinero en manos, las dificultades para concretizar el sueño de la niña continuaban. Esta vez el problema era dónde encontrar un ejemplar para adquirirlo. Ella fue informada por el pastor de su iglesia que no era posible comprar Biblias en Alan, ni en las villas vecinas, sino solamente en la ciudad Bala que quedaba a 40 kilómetros de allí.
Animada con la noticia, fue corriendo a la casa y le pidió a sus padres que la dejaran ir hasta el lugar. Al principio ellos no querían que fuera sola, pero la jovencita insistió tanto hasta que los padres terminaron estando de acuerdo.
Larga caminata a pies descalzos
El largo y cansador viaje de Mary Jones fue hecho a pié. Para cuidar sus zapatos en la dura caminata, decidió ir descalza. Después de caminar un día entero, llegó a la casa del Reverendo Thomas Charles, donde era posible comprar ejemplares de la Biblia.
Sin embargo, una nueva dificultad sorprendió a Mary: el Reverendo había vendido todas sus Biblias y los pocos ejemplares existentes allí ya estaban todos encargados.
Delante de esa noticia la niña se hundió en llantos. Después de calmarse, le contó toda su larga historia al dueño de la tienda. Conmovido, él se dirigió hasta el armario, retiró de ahí una de las Biblias vendidas y se la ofreció a Mary.
Nacimiento de las Sociedades Bíblicas
Impresionado con la historia de la jovencita, el reverendo decidió contarle lo que había oído a una entidad Cristiana local, a los directores de la Sociedad de Folletos Religiosos. Muchos conmovidos con la lucha de Mary Jones por conseguir su ejemplar de la Biblia, llegaron a la conclusión de que las experiencias como la de ella no deberían repetirse jamás.
Fue entonces que los directores decidieron hacer algo para lograr que la palabra de Dios sea accesible para todos. Después de muchos estudios y oración, decidieron organizar una nueva sociedad con la finalidad de traducir, imprimir y distribuir la Biblia.
De esta forma, el día 7 de diciembre de 1801, fue fundada la primera sociedad Bíblica, que recibió el nombre de Sociedad Bíblica Británica y Extranjera.
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