En vez de intentar encontrar una empresa perfecta para trabajar, trate, en la empresa donde trabaja, de contribuir para tornarla perfecta
Normalmente, encontramos funcionarios decepcionados con las empresas en que trabajan, creyendo que son imperfectas, injustas y mal administradas. Juzgan que no vale la pena esforzarse por ellas y terminan trabajando forzosamente, haciendo el servicio con imperfección y con mala calidad, creyendo que con esa actitud de rebeldía se están beneficiando. Sin embargo, cuando reciben la carta de renuncia, quedan arrepentidos y a veces llegan a humillarse buscando una nueva oportunidad. Todo eso puede ser evitado si el funcionario, en vez de actuar con represalias a la empresa, se esforzare más para el crecimiento de ella, pues, con la prosperidad de la empresa, el sólo obtendrá beneficios y, consecuentemente, trabajará con más satisfacción.
Así, la oportunidad de crecimiento profesional seria real y el desempleo no tocaría su puerta, el tipo de actitud descrita arriba sólo sirve para mostrar al empleador el carácter del funcionario.
Antes de actitudes impensadas y perjudiciales para su propia vida, el empleado debe hacer un autoanálisis de su conducta en la empresa. ¡El buen funcionario nunca queda desempleado! Toda empresa en busca de líderes, jefes, personas capacitadas y cuando las encuentra, es lógico que no las desaprovecha. Muchos se juzgan capaces, sin embargo, sus actitudes no corresponden a las expectativas de los empleadores, pues en verdad eso es solamente un auto juzgamiento y no una línea de conducta. La empresa no debe ser considerada una opresora enemiga, sino una aliada en la conquista del éxito de sus funcionarios. Una perfecta unión entre funcionario y empresa resulta en el éxito de ambos: de la empresa, por la buena productividad, por la buena calidad y por las buenas ganancias; del funcionario, por la estabilidad laboral, por el suplemento de sus necesidades y por la evolución profesional.
En vez de intentar encontrar una empresa perfecta para trabajar, trate, en la empresa donde trabaja, de contribuir para tornarla perfecta. Si juzgamos haber encontrado a la empresa perfecta, al descubrir un pequeño error, luego viene la decepción, pero cuando nos esforzamos para tornar perfecta la empresa en que trabajamos, cada error encontrado se torna en un obstáculo a ser vencido, y a la primera señal de mejora, todos se sentirán satisfechos: empleadores y empleados.
De lo máximo de sí por la mejoría de su trabajo. Aunque nadie lo esté notando, lo importante es saber que realmente ha hecho lo mejor, con perfección, con cariño, con celo y respeto por la empresa. Su recompensa vendrá más adelante, mucho antes de lo que piensa.