La mayoría de las personas cargan un peso del que no pueden librarse, por más que intenten olvidar momentos amargos, pérdidas inevitables, duras críticas, decepciones y situaciones que les causaron profundas heridas físicas y emocionales, el dolor persiste. El cúmulo de estos momentos de dolor hace que el odio, la impotencia y la bronca pasen a ser sentimientos comunes y con el paso del tiempo el dolor que se siente es muy grande. Incluso, por la noche cuesta conciliar el sueño porque por la mente pasan pensamientos cargados de dolor y reproches.
Cualquiera de nosotros puede ser el protagonista de una noticia desgarradora, como la muerte de un hijo o la pérdida de un ser querido por una situación injusta y despiadada.
En las últimas semanas la aparición de la noticia sobre la muerte de Florencia, la nena de tan solo 12 años que apareció desnuda, violada y estrangulada en un baldío en San Luis, el bebé mutilado en Miramar, las víctimas diarias de femicidios como Julieta Mena, que estaba embarazada cuando la mataron a golpes, los homicidios que suceden de día y de noche en todo el mundo son muestras de un mundo convulsionado, lleno de odio. ¿Cómo es posible perdonar a quién hizo/hace tanto daño? ¿Merecen perdón?
Si la respuesta es no, la consecuencia del odio en nosotros hará que poco a poco esa situación afecte nuestro interior provocando un cáncer en el alma, un dolor difícil de olvidar, imposible de esconder, a pesar de los esfuerzos de muchos en tratar de llevar una vida alegre y positiva.
En la soledad se siente la presencia de ese odio que fue creciendo con el paso del tiempo y parece imposible arrancarlo del pecho. ¿Qué hacer para tener paz? ¿Cómo eliminar tanto odio y sanar interiormente? ¿Cómo perdonar a quienes cometen atrocidades que nos destruyen la vida?
La respuesta está en el perdón, en el perdón sincero y de corazón. Ese es el bálsamo que sana nuestro interior y nos libera del peso del pasado.
Cabe aclarar que en el caso de los delitos, una cosa primordial es perdonar, otra fundamental es presentar estas causas en manos de la justicia y si ella no responde, podemos apelar a la Justicia de Dios, Él tiene el poder de resolver hasta las causas más complicadas, pues es el Justo Juez.
El perdón y sus aristas
Alguien cercano, en quien confiábamos, ya nos ha herido al menos una vez con cierta actitud, comportamiento o con sus palabras, algún que otro desconocido nos ha causado daño sin razón, a nosotros o a nuestra familia. Esas situaciones nos lastimaron profundamente, pero a pesar del dolor de las heridas emocionales, debemos perdonar.
A fin de cuentas, todos en mayor o menor medida hemos herido, queriendo o sin querer, a alguna persona y hemos causado la misma clase de heridas emocionales. Entonces los primeros pasos para librarse de ese sentimiento negativo son perdonar al otro y perdonarnos.
Una vez que nos sentimos libres, el siguiente paso es buscar el perdón de quien ha dado Su vida por nosotros para librarnos del sufrimiento eterno: el Señor Jesús.
Estamos viviendo un tiempo especial, previo a la Semana Santa, es un momento para meditar y arreglar nuestra situación con el Padre. Quien en Su infinito amor y misericordia envió a Su Hijo para salvarnos y darnos una nueva vida. Buscar Su perdón nos llenará el alma y nos dará muchos motivos para volver a sonreír.
Me cuesta tanto perdonar…
En el libro El pan nuestro para 365 días el obispo Macedo nos orienta para que podamos perdonar a quienes nos han hecho mal:
“El perdón de Dios depende de nuestro perdón. Pero, ¿cómo perdonar si no siento el deseo, si no logro olvidar el mal que me han hecho? ¿Cómo puedo obligar a mi corazón a perdonar? No se puede. Nadie logra controlar los impulsos del corazón. Este es rebelde contra Dios, ¡mucho más con nosotros! Entonces, ¿cómo obedecer al Señor Jesús y perdonar?
El corazón puede ser lo que sea, pero jamás controla la razón cuando la persona está decidida. Use su intelecto y ore por quien le hirió. Mencione su nombre delante de Dios, pídale que bendiga a esa persona y cosas de ese estilo…
Aunque el corazón grite, patalee y sienta odio, lo importante es que usted use la razón, el intelecto, obedezca a la Palabra de Jesús, y pronuncie palabras de bendiciones para la otra persona. Por supuesto que el Espíritu Santo, mediante ese esfuerzo de fe, eliminará los sentimientos de su corazón. Usted es libre del cáncer del alma para recibir el perdón de Dios, el bautismo con el Espíritu Santo, la Salvación y todas las demás bendiciones que Él prometió”.
Haga la prueba, perdone, cargar tanto odio en su corazón solo le hará vivir amargado y sin paz. Quienes han puesto en práctica la orientación del obispo Macedo han podido rehacer su vida.
¿Por qué es importante perdonar?
En su blog, el obispo Macedo enseña la clave de perdonar para prepararse para recibir el Espíritu Santo:
“Nadie puede recibir el bautismo con el Espíritu Santo si tiene resentimientos contra alguien. El perdón de Dios depende de nuestro perdón.
Es mandamiento de Jesús:
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mateo 6:14-15).
Es obvio que el Espíritu Santo, mediante ese esfuerzo de fe, eliminará instantáneamente los sentimientos del corazón. Usted queda libre del cáncer del alma, recibe el perdón de Dios y el bautismo con el Espíritu Santo”.
[related-content]