Durante muchos años, Florencia sufrió de depresión. Todo comenzó cuando un ser querido falleció. A partir de ahí, intentó terminar con su vida en más de una ocasión. La angustia que sentía afectó la relación con su familia y pensó que, si se alejaba, finalmente sería feliz, sin embargo, no fue así. Al contrario, todo empeoró.
Para intentar llenar el vacío que tenía en su interior, Florencia empezó a frecuentar discotecas, a tomar alcohol y a juntarse con sus amigos. Incluso, varias veces llegó a autoflagelarse cortándose los brazos.
Durante gran parte de su vida, intentó tener paz y ser feliz. Sin embargo, las malas experiencias la llevaron al sufrimiento. Hasta que finalmente, mediante la invitación de un familiar, decidió acercarse a la Universal. Después de un tiempo, entendió que necesitaba el Espíritu Santo.
En una oportunidad, comenzó el Ayuno de Daniel y Florencia aprovechó ese propósito para buscar la presencia de Dios. “Me vacié de todo lo malo que había en mi interior”, cuenta. Ella recibió el Espíritu Santo y su vida cambió totalmente.
Vea, a continuación, el testimonio completo:
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