No es extraño ver matrimonios en que uno de los dos tiene mayor poder adquisitivo que el otro. Son personas educadas de manera diferente, con valores diferentes, pero que se conocieron y se aman, sin considerar nada más.
Para la psicóloga Tatiana Ades, es necesario tener mucho cuidado para no dejar que las diferencias de clase social influencien la relación. “Principalmente cuando el tema es el nivel social o cultural. Muchas discusiones son generadas por tener distinta educación. Por un lado, la ambición y la naturalidad para lidiar con el dinero vienen juntas y, por otro lado, hay personas que necesitan esforzarse mucho para poder tener el sustento.”
Para que las discusiones no tengan lugar, el respeto debe estar presente inclusive en las conversaciones convencionales. “Para evitar roces, es necesario saber que nunca se debe comentar de forma irónica o en medio de una discusión sobre asuntos de ese tipo. Hablar de la estructura familiar en torno a la crítica puede representar el fin de una relación.”
Además de la cautela y respeto diarios con el origen del otro, es vital que ambos se sientan bien con la condición de su compañero y que logren tener sueños juntos. “Las personas que provienen de una clase social más baja tiene que poder divertirse en el ambiente que a la otra le gusta y viceversa. No puede renunciar a un estilo de vida solo para agradar a su compañero, sin su complicidad. Por eso, lo más importante de todo es tener metas en común. Un matrimonio sin metas termina desgastando la situación”, enfatiza Tatiana.
La familia
Si el problema en la relación estuviera en la familia, que no acepta el relacionamiento, es necesario mantenerse firmes y compañeros. “Uno debe defender al otro, en caso de que critiquen la relación. Además de dejar en claro que la elección de vivir una vida juntos, y dividir las metas y sueños les corresponde solo a ellos. Se debe enfrentar con la cabeza levantada y nunca rebajarse por pertenecer a una situación social más baja. Si uno se siente agredido o amenazado con la situación social del otro, no hay dudas de que ese relacionamiento estará destinado al fracaso, puesto que el respeto ya no existe.”
El lado desfavorable
Cuando el hombre está en la situación menos favorable, la situación es peor. “Por un solo motivo: todavía vivimos en una sociedad extremadamente machista, a pesar de todos los avances femeninos. El hombre, instintivamente, quiere ser el proveedor y se siente extremadamente humillado cuando pierde el trabajo o cuando la esposa gana más”, explica la psicóloga.
Tatiana aclara que el respeto mutuo es una de las características que llevarán la relación adelante. “Además de no tener preconceptos, tener la mente abierta para saber dividir y aprovechar los valores y opciones culturales del otro. Nunca se es superior por tener una clase social más alta, y es esa humildad de carácter la que hará que ambos logren andar una vida juntos. Caso contrario, la falta de respeto surgirá y no habrá solución para esa pareja.”
La psicóloga aconseja sobre como mantener esa relación inquebrantable, a pesar de las diferencias. “Conversar de manera adulta y calma sobre lo que incomoda, no es un problema, pero ensuciar o ridiculizar el origen del compañero es perder totalmente el respeto por si mismo y por el otro.”
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