Dándole continuidad al texto de ayer, usted ya debe haber notado que el acto sexual no fue ideado para ser casual, sin compromiso, por instinto, sucio, con telespectadores, egoísta, violento, sin consentimiento, y tampoco fuera del contexto del matrimonio.
Pues, así como nosotros tenemos que asumir un compromiso con Dios para luego poder disfrutar de Su Espíritu, también debe existir el matrimonio entre un hombre y una mujer para que ambos puedan deleitarse uno en la intimidad del otro, y así llegar a ser una sola carne.
“Paso ahora a los asuntos que me plantearon por escrito: «Es mejor no tener relaciones sexuales». Pero, en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo”. 1 Corintios 7:1-2 NVI
La intimidad física entre el hombre y la mujer debe ser el resultado de todo un proceso que incluye el casamiento y que culmina en el privilegio de ese acto que genera un inmenso placer cuando se realiza con la bendición Divina. Sí, Dios bendice ese momento que reprodujo entre el hombre y la mujer basándose en la intimidad del ser humano con Dios.
El acto sexual, cuando es hecho sobre la base de la obediencia (matrimonio), torna dos carnes en una, y dos personas unidas en Dios. Por su parte, el sexo fuera del matrimonio torna cada vez más distante el proyecto Divino de que dos personas sean una, y hace que los practicantes estén a merced del diablo, que es el padre de la desobediencia.
Note que Satanás ha distorsionado el momento de intimidad del ser humano con Dios, cuando engaña a la persona, haciéndola caer al suelo, gritar, saltar o limitarse a canciones emotivas de alabanza en el momento de la búsqueda. Y, de la misma forma, ocurre con relación al sexo. El diablo lo ensució, lo banalizó y lo disminuyó, él hizo eso a través del estar con uno y con otro, del noviazgo caliente, de la pornografía y de otras indecencias existentes en ese área.
“La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios…” 1 Tesalonicenses 4:3-5
Recuerde: el sexo no es saciar deseos, es una fusión de personas que dejan, literalmente, su ADN en usted. ¡Vea más sobre esto en el video a continuación!