La fe sobrenatural normalmente es semejante a una piedra bruta; ella no se somete a las lapidaciones de caprichos y sentimientos humanos. Ella no esta sujeta a las emociones. Ella simplemente actúa. Así nos enseña la Biblia en el ministerio del Señor Jesús. Cuando los ciegos le suplicaron ayuda, el Señor esperó el momento correcto, en que la fe de ellos estaba madura, y les dijo: “¿Ustedes creen que yo puedo hacer esto?” Delante de la respuesta afirmativa, el Señor determinó: “¡Sea hecho forme a vuestra fe!” Inmediatamente ellos pudieron ver.
Cuando Él estaba a camino de la casa de Jairo, uno de los jefes de la sinagoga, para curar a su hija, vino alguien y dio la noticia de que ella había muerto. Oyendo esto, el Señor Jesús le dijo a Jairo una palabra de fe para cancelar la desesperación y la duda de su corazón: “No temas, cree solamente, y ella será salva.” Cuando el Señor llegó a la casa de Jairo, el primer paso tomado fue mandar que se retiraran todos los que lloraban por la niña- Y habiendo permitido solo a Pedro, Santiago y Juan, y también a los padres de la niña que quedaran en el lugar donde ella había muerto, entonces la resucitó.
Las emociones humanas son verdaderos obstáculos para la manifestación de la fe sobrenatural. Dudas, incertidumbres, especulaciones, imposición de condiciones, cuestiones, opiniones, sentimientos diversos u otros factores que mueven con la emoción hacen con que la fe se torne infructífera.
Fragmento extraído del libro “Misterios de la Fe” del obispo Edir Macedo.