Cada vez que enfrentamos problemas y dificultades miramos a Abraham, él es un referente para mí. La Iglesia Universal del Reino de Dios existe porque miramos a Abraham. Su vida será una vida nueva si usted mira a Abraham, si usted ve lo que Él hizo, si imita a Abraham. Él era un hombre obediente y su obediencia siempre involucraba sacrificio. Si usted imita a Abraham, puede no tomar posesión de todas las bendiciones de Dios inmediatamente, pero si se mantiene en obediencia, perseverando, obedeciendo y perdonando, irá tomando posesión de las bendiciones.
Abraham era un hombre que tenía un carácter muy bueno, él y su sobrino eran muy ricos y llegó un momento en que tuvieron que separarse porque los pastores de ambos se peleaban. Entonces, Abraham dijo: “¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda.”, (Génesis 13:9). Abraham era el que tenía el derecho de escoger porque él era el líder, pero Abraham estaba tan conectado con Dios que sabía que para donde fuera sería bendecido, aunque en aquel momento pareciera que era perjudicado. En aquel momento, su sobrino miró para un lado, miró para el otro. De un lado vio desierto, del otro vio las campiñas del Jordán y dijo: “Yo quiero ir para allá”. Eligió las campiñas, eligió lo mejor. Y Abraham dijo: “Está bien. Ve para allá. Yo voy al desierto.”.
Cuando la persona es de Dios y vive en la fe sacrificial, no importa la elección que haga. Tiene dos elecciones, ir para la derecha o ir para la izquierda. Si se dirige a la izquierda, va a salir bien y si se dirige a la derecha, también saldrá bien porque ella es de Dios. La persona de Dios vive con esa tranquilidad porque sabe que Dios está con ella. Y si Dios está con ella, si Dios va delante de ella, ¿quién estará en su contra?
Lot se destruyó con la elección que hizo. Al principio ganó mucho, pero después perdió. En cambio, Abraham fue bendecido. Usted puede perder al principio por haber elegido la parte más difícil, la parte sacrificial, pero ese es el camino de la fe. Abraham era un hombre correcto, honraba su palabra. Cuando usted mira a Abraham, usted ve a un hombre de Dios. Y si usted se refleja en Abraham, tendrá una fe abrahámica y vencerá, porque está siguiendo a un hombre de Dios.
Abraham hizo el sacrificio de la obediencia porque Dios le pidió a su hijo y él respondió al pedido de Dios, tuvo una fe que involucró sacrificio. Una fe que involucró una obra de obediencia, una obra de sacrificio por la que pasó a ser amigo de Dios.
Cuando Abraham oyó la voz de Dios para sacrificar a Isaac, lloró, gimió y anduvo con su hijo durante 3 días rumbo al lugar donde sería sacrificado, solo él sabía lo que iba a hacer con el muchacho. Es decir, Abraham fue probado y aprobado y mostró con actitudes, con obras, que realmente creía en Dios.
“Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”, (Santiago 2:26). Y esa es la razón por la que muchas personas, inclusive en nuestro medio, están hace años en la iglesia. Vienen a las reuniones y hacen oraciones, hace años que están con nosotros pero su vida no cambia porque no toman una actitud, no renuncian a su egoísmo, no renuncian a su rencor, no renuncian a su orgullo, no renuncian a lo que trajeron desde la cuna.
Secretos y misterios de la fe con el obispo Macedo, todos los domingos a las 18h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro y en todas las Universal del país por videoconferencia.
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