La fe es como un rayo, es un instante. No se puede dudar, si duda por un segundo, pierde. Es como una oportunidad que no puede dejar pasar, si lo hace, no habrá forma de recuperar el tiempo perdido.
Recuerdo que yo venía cultivando la fe de predicar el evangelio, pero trabajaba de día y estudiaba de noche, no podía conciliar mi trabajo con mi fe. Hasta que Dios me dio la oportunidad y me correspondía la decisión de seguir adelante con mi fe o intentar conciliar parte de mi tiempo con mi trabajo y la prédica del Evangelio. Tenía que decidir.
Me dijeron si estaba seguro en dejar lo seguro por lo inseguro, me preguntaron qué iba a hacer con mis hijas, que eran pequeñas y necesitaban atención médica. Yo tenía que tomar una decisión, era todo o nada.
Tenía 16 años de antigüedad en el estado, nadie podía echarme, tenía un cargo envidiable, pero mi sueño era mayor, era predicar el evangelio, era mostrarle a las personas que no podían creer en un Dios grande y tener una vida pequeña. Si usted no tiene esa visión de que Dios es grande, ¿cómo podrá exigir que Su grandeza se materialice en su vida? Es imposible.
Llegó la oportunidad y tuve que decidir si dejaba todo atrás o no, porque a partir del momento en el que renuciase no había retorno. Renuncié con más de 30 años de edad y a partir de aquel momento iba a vivir en la fe y por la fe.
Dejé lo seguro por lo “dudoso” para el mundo, porque sabía que Dios no iba a dejar que me faltara nada. Comenzamos el trabajo de la iglesia con menos de 20 personas. La ofrenda tenía que cubrir los gastos de la iglesia y mis gastos personales, y no era fácil, pero Jesús le dijo a los discípulos: “Dadles vosotros de comer…”, (Marcos 6:37) y después de bendecir el pan comenzó a distribuirlo entre más de 20 mil personas. Trabajamos de lunes a lunes para llevar lo que Dios nos había dado y sin ningún tipo de experiencia, solo teníamos una convicción y una fe, que es la misma que hará de usted un vencedor.
La única forma que Dios tiene para materializarse en nuestras vidas es a través de nuestra entrega total, sin restricciones, incondicional. Cuando eso sucede, es imposible que Él no responda. Cuando la Biblia dice “Todo es posible al que cree”, (Marcos 9:23), se refiere al que cree verdaderamente, entregado por completo de forma incondicional por sobre todo, por sobre sí mismo. Cuando existe esa entrega es imposible que Dios no responda a esa actitud de fe al instante.
Secretos y misterios de la fe con el obispo Macedo, todos los domingos a las 18h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro y en todas las Universal del país por videoconferencia.
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