Cuando se trata de fe, muchos incluso cuestionan y critican la forma en que la usamos y enseñamos a las personas a usarla.
El hecho es que sin fe es imposible agradar a Dios, y es por medio de la fe que llegamos hasta Él.
Ahora, lo que me llama la atención es la disposición de Dios de honrar a aquellos que usan esa herramienta, ese poder.
Cierta vez, dos ciegos seguían al Señor Jesús clamando por la cura. Jesús entonces fue incisivo en la pregunta:
“¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.” Mateo 9:28-29
Es decir, no hay resistencia de parte de Dios cuando se manifiesta una fe pura, arrojada e indignada.
El hecho de quejarse por vivir una vida de miseria, fracaso, destrucción, enfermedades, peleas familiares, no cambia la vida de nadie. Lo que hace que cambie todo eso, es que practiquemos la fe de la indignación. Y esa fe exige sacrificio. Esa fe exige entrega. ¡Esa fe exige vida total en el Altar!
Dios les da LO MEJOR a aquellos que Lo eligen como DIOS de sus vidas. Él hizo eso a través de Su Hijo, el Señor Jesús, cuando Lo entregó como SACRIFICIO PERFECTO por la humanidad.
Y así sucede en la vida de aquellos que hoy sacrifican sus vidas en el Altar: reciben lo mejor, porque PRIORIZAN SU VOLUNTAD en sus vidas y, así, Él responde: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
Mi amiga y mi amigo, ¡deje de quejarse y REACCIONE! Indígnese y tome la espada de la fe.
Con la fe no vencemos solo las batallas de la vida, sino también todas las guerras espirituales. Y por medio de ella, la salvación de la vida eterna.