Muchos han confundido Fe bíblica con religiosidad. La Fe bíblica se refiere a la certeza de lo que está escrito en la Palabra de Dios y no puede fallar, mientras que la religiosidad se trata de la fe repleta de un carnaval de emociones religiosas.
Claro que, la falta de conocimiento de la Verdad del Dios Vivo ha empujado a los pueblos hacia los brazos de los sistemas religiosos.
La Fe de Dios viene del Espíritu de Dios a través del oír la predicación de Su Palabra, mientras que la fe religiosa surgió del paganismo de la mente humana inspirado por los espíritus engañadores.
La Fe inteligente viene por el oír la enseñanza de las Sagradas Escrituras que, digeridas en el intelecto, llevan a la acción de la obediencia. (Romanos 10:17)
Por eso, la Fe bíblica es inteligencia pura porque está exenta de emociones o sentimientos del corazón.
Así como una pequeña llama de fuego es capaz de incendiar un bosque entero, de la misma forma es la Fe bíblica. No importa su tamaño siempre que sea pura, sin dudas. Como un grano de mostaza, la más pequeña de las semillas de hortalizas, es capaz de crecer y convertirse en un árbol, la mayor de las hortalizas.
El fuego, el viento y el agua son elementos generadores de energía transformadora. Así es la energía de la Fe que viene del Trono de Dios. Transforma el estado de un caso perdido en alguien que cree en el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel. Como está escrito:
“Él levanta al pobre del polvo, y al necesitado saca del muladar, para sentarlos con príncipes, con los príncipes de su pueblo. Hace habitar en casa a la mujer estéril, gozosa de ser madre de hijos. ¡Aleluya!” Salmo 113:7-9