María Nogueira (en la foto al lado), de 57 años, estaba en su casa cuando sintió fuertes y repentinos dolores de cabeza. Ella trató de tomar un medicamento para aliviar el dolor, pero no pudo aliviarlo. Comenzó a perder los sentidos y lo único que pudo hacer fue acostarse en la cama y esperar ayuda.
En el hospital, María fue sometida a varios exámenes. Sin un diagnóstico específico, ella recibió el alta después de que presentó mejoras y regresó a su casa.
Después de una semana, los fuertes dolores volvieron y ella regresó al hospital. María tenía el rostro y los ojos hinchados y dificultad para respirar. “Estuve internada, pero no había una habitación disponible y pasé dos días en el pasillo. Era una situación horrible”, cuenta.
Después de un tiempo de internación, María realizó tres tomografías y los médicos, finalmente, descubrieron un sangrado en el cerebro. Ella tuvo un aneurisma cerebral: vasos sanguíneos se rompieron y ocasionaron los fuertes dolores en la cabeza.
El médico evaluó la gravedad del problema y las secuelas que María podría tener, y luego la dirigió hacía la cirugía. “Él dijo que corría un gran riesgo de quedarme ciega del ojo derecho o incluso inválida. Yo sentía muchos dolores, me quedé un poco abatida por la situación, pero tanto mi familia como yo estábamos orando. Llegué a recibir dos llamadas de personas despidiéndose de mí, como si yo no fuera a regresar más de la cirugía, pero permanecí en la fe”, recuerda.
Las noticias eran desalentadoras y María alimentaba la fe y la confianza en Dios escuchando la programación de radio de la Universal. Antes de realizar la cirugía, ella entregó su vida a Dios y perseveró llena de confianza.
Después de 22 días internada, María pasó por un procedimiento quirúrgico más, con el objetivo de poner un clip metálico para cerrar el vaso e impedir un nuevo sangrado.
La cirugía fue un éxito y ella solo quedó un día en terapia intensiva. Los médicos se sorprendieron por la recuperación de María, porque temían que ella quedara con alguna secuela.
Ella siguió haciendo el seguimiento médico para evitar futuras complicaciones. Su familia permaneció participando de las reuniones de cura en la Universal, pero ya con la certeza de que ella estaba bien y saludable.
Hoy, María tiene su fe más fortalecida, sin secuelas y sin ningún problema de salud.
¿Qué es un aneurisma?
El aneurisma cerebral es la dilatación anormal de una arteria que irriga al cerebro, generalmente ubicada en los puntos en los que ella es más frágil. Puede romperse y causar una hemorragia cerebral o permanecer inalterada durante toda la vida. Los aneurismas también pueden ocurrir en cualquier arteria del cuerpo, como en el corazón, los riñones y el abdomen. Los del tipo cerebral, de la aorta torácica y abdominal presentan altas tasas de mortalidad.
Las personas más propensas a tener un aneurisma son mujeres con una edad promedio de 55 años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que solo el 20% de los casos de aneurismas intracraneales sufrirán una ruptura en algún momento de la vida. Sin embargo, cuando eso sucede, alrededor del 50% de los pacientes mueren en los primeros 30 días de lo ocurrido o antes de ingresar a una sala de emergencias de hospital.
Muchas personas hacen y reciben oraciones para tratar enfermedades incurables en las reuniones de cura y liberación de la Universal. Las cadenas se realizan todos los martes a las 8, 10, 16 y 20h, en Av. Corrientes 4070, Almagro o vea la dirección de la Universal más cercana a usted en http://localhost/universalantiguo2/direcciones.
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