El pasado viernes 24 de octubre, los ojos del mundo estaban posados en México. El huracán Patricia amenazaba la costa occidental del país con vientos sostenidos de 325 kilómetros por hora mientras la desesperación invadió a locales y turistas. Los primeros buscaron abastecerse y arrasaron con todo en los supermercados de la zona, mientras que los segundos se apresuraban en abandonar hoteles y resorts turísticos. En el Sheraton de Puerto Vallarta, más de 900 huéspedes hacían fila para realizar el check-out y dejar las instalaciones.
Los meteorólogos alertaban a la población afirmando que Patricia era la tormenta más fuerte registrada en el hemisferio occidental, que podría causar una “catástrofe al tocar tierra”, mientras que desde el Centro Nacional de Huracanes en Miami advertían que los preparativos debían acelerarse y la tormenta podría causar inundaciones en la costa, olas destructivas y crecidas repentinas.
“Este es un huracán extremadamente peligroso y potencialmente catastrófico”, dijo Dennis Feltgen, meteorólogo del centro.
Las autoridades declararon el estado de emergencia en decenas de localidades de los estados de Colima, Nayarit y Jalisco, incluidos el atareado puerto de Manzanillo y el lujoso destino turístico de Puerto Vallarta. El gobernador de Colima ordenó el cierre de las escuelas y el propio presidente de México, Enrique Peña Nieto, afirmó con alarma: “Estamos ante un fenómeno de la naturaleza, una fuerza nunca antes vista. Si hubiese una categoría seis, éste sería seis”. Es que Patricia había sido categorizado en el escalón más alto de la escala de Saffir-Simpson y según la Comisión Nacional del Agua de México, era “el huracán más poderoso que haya existido en el planeta”. Incluso la ONU lo clasificó como superior al tifón Haiyan, que en 2013 dejó más de 7300 muertos en Filipinas.
Protección Civil de México puso en alerta roja a todo Colima y en roja o naranja a zonas de Jalisco, Nayarit, Zacatecas, Durango y Sinaloa, lo que dio lugar a evacuaciones de miles de personas. Solo de Puerto Vallarta debieron salir 28.000 turistas, entre mexicanos y extranjeros. También fue la señal para la compra masiva de productos básicos, a fin de capear, literalmente, la tormenta que asomaba desde el Pacífico.
La oración en acción
En una reciente reunión, el obispo Edir Macedo afirmó que la oración es el único canal de comunicación entre el hombre y Dios. “A través de ella, mantenemos la comunión con nuestro Señor Jesucristo. Cuando hacemos una oración sincera y honesta, estamos abriendo nuestro corazón ante el Señor; esa es la oración en espíritu y en verdad de la que habla la Biblia. Al orar, percibimos cuáles son nuestras mayores necesidades y cuán dependientes de Dios somos, además de desarrollar fuerzas espirituales que nos garantizan victorias”, afirmó.
Y fue eso lo que hizo el obispo Paulo Roberto Guimarães, responsable por el trabajo de la Universal en México. Mientras el mundo temía lo peor por la llegada de Patricia, los miembros de la Universal de México decidieron usar su fe y, a través de las redes sociales, pidieron que en todo el mundo se clamara a Dios para que librara al pueblo mexicano de la inminente catástrofe que se avecinaba.
Gracias a Dios, el milagro sucedió y el temible huracán perdió fuerzas al avanzar sobre suelo mexicano, al punto de convertirse en una tormenta tropical.
Incluso las autoridades mexicanas reconocieron que “algo divino” hizo que el fenómeno natural más temido de todos los tiempos se calmara. En varios mensajes, las autoridades apreciaron la fe, la unidad y el clamor a Dios por la seguridad del país.
En su discurso, el presidente Peña nieto dijo creer que la expectativa de la llegada del huracán reunió a todos los mexicanos en oración y que, para los que creen, hubo un resultado favorable ante el impacto que se esperaba.
El gobernador del estado de Nayarit, Roberto Sandoval, también atribuyó a Dios la pérdida de fuerzas del huracán, según declaró a la CNN. “Como gobierno, no se espera que hablemos sobre la fe ni sobre Dios, pero lo único que podemos decir es que Dios nos ayudó y protegió para que ese monstruoso huracán no devastase a Nayarit ni a México”, dijo.
Agradecimiento desde México
El obispo Paulo Roberto Guimarães grabó un video en el que agradece las oraciones por México: “Mis amigos, quiero agradecer el apoyo, la oración de todos ustedes, que formaron parte de esta cadena de fe que hicimos este viernes por la tarde, cuando recibimos la noticia del huracán Patricia, que era algo devastador, un huracán con una fuerza muy grande, con vientos de 325 Km/h con ráfagas de hasta 400 Km/h, el más fuerte de toda la historia.
Las expectativas eran muy negativas, pero gracias a Dios todos nosotros oramos, en Brasil, Argentina, Chile, en toda Sudamérica, EEUU, África, Asia, México, y pudimos ver el poder de la oración.
Cuando usamos la autoridad que Dios nos da, Él responde y nos da la victoria. La Biblia dice que Elías era un hombre como nosotros, sujeto a las mismas debilidades. Él oró y no llovió durante tres años y medio. Después oró de nuevo y Dios envió la lluvia sobre la Tierra. Y si Dios respondió la oración de Elías, ¿por qué no iba a responder la nuestra? Él nos escuchó y de una forma inexplicable para muchos estudiosos, investigadores y científicos (que dicen que fue una generosidad de la naturaleza que el huracán haya cambiado su curso, haya ido hacia las montañas y haya disminuido su intensidad no haciendo los estragos que todos estaban esperando que hiciera, la mayor catástrofe de toda la historia de México) la intensidad bajó y el problema se resolvió. Hubo algunas pérdidas materiales, cosas pequeñas, pero no se produjo la catástrofe que se esperaba porque gracias a Dios todos nosotros nos pusimos en oración e invocamos el nombre de Jesús y Él nos respondió.
Agradezco la oración de todos ustedes y vamos a seguir en esa fe, si fue posible que un huracán de categoría 5, el más fuerte de la historia, cambiara de dirección y perdiera fuerzas porque Dios actuó, Él puede actuar en su vida también.
Si usted está pasando por alguna situación difícil, un problema muy grande, una tempestad, Dios puede hacer que haya bonanza en su vida también. Basta que usted confíe y se apegue a este Dios Vivo que siempre responde al clamor de quienes Lo invocan en la sinceridad del corazón. Que Dios los bendiga”.
[related_posts limit=”17″]