En Hebreos 11:6 dice así: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”. La Palabra de Dios es un alimento suculento, hay que leer y meditar en lo que está escrito, especialmente en los verbos, porque tienen un significado muy importante, porque son acciones.
“Sin fe es imposible agradar a Dios”. Usted dirá que tiene fe, que viene a la iglesia, que es ofrendante y diezmista, eso es una expresión de fe, pero no toda la fe que las personas manifiestan agrada a Dios. La fe es certeza de lo que se espera, quien cree en algo, aunque perjudique a los demás, manifiesta una fe. Pero ¿será una fe que agrada a Dios? Un cristiano que guarda rencor hacia una persona manifiesta una fe, pero ¿esa fe agrada a Dios?
Existe una fe demoníaca, una fe que involucra los sentimientos y el corazón, por ejemplo, cuando una persona viene a la iglesia pero no logra perdonar o no quiere dejar la vida de prostitución. La pregunta es ¿qué tipo de fe agrada a Dios realmente? Porque la fe es lo único que nos conecta con Dios.
A Dios no le agrada cualquier fe, a Él le agrada una fe que abarca justicia en primer lugar: debo vivir una vida justa, correcta, íntegra, en la verdad, no puedo andar con mentiras y engaños. Debo tener carácter. En segundo lugar, involucra la misericordia: debo mirar a los demás como si me mirara a mí mismo, debo querer para ellos lo mismo que quiero para mí. Y en último lugar, la certeza: la convicción de que Dios es conmigo.
La fe debe estar apoyada en la justicia, en la misericordia y en la propia fe, es lo que Jesús dijo a los religiosos y a los escribas que tenían fe, que conocían la Biblia mejor que cualquiera porque copiaban la Biblia letra por letra. Los escribas y los fariseos, que eran una línea de pensamiento judaico, eran personas de fe, sin embargo, Jesús les dijo que colaban el mosquito y tragaban el camello. No hacían algunas cosas, pero hacían cosas peores, entonces esa fe no servía.
No sirve de nada que usted coloque todos sus bienes en el Altar pero después tenga una vida incorrecta allá afuera. Se hace una cosa, pero es neutralizada por otras peores.
Jesús dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.”, (Mateo 23:23). Dios es justicia, el Justo Juez, la misericordia, hace referencia a Jesús cuando vino al mundo para salvarnos, la fe viva proviene del Espíritu de Dios. La fe que agrada a Dios es inspirada y orientada por el Espíritu Santo.
Cuando usted se convence de que su vida depende de su entrega total en el Altar, cuando usted decide que no quiere seguir jugando, que no quiere ser egoísta, que quiere ayudar a otras personas, decide vivir en sacrificio constante porque sabe que solo a través de actitudes sacrificiales se manifiesta la fe. Cuando usted se despoja de su futuro, de su vida, cuando se rinde en el Altar para entregar su vida, esa actitud proviene del Espíritu Santo, es una revelación de Él para usted para que tenga una vida nueva.
Secretos y misterios de la fe con el obispo Macedo, todos los domingos a las 18h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro y en todas las Universal del país por videoconferencia.
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