“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Colosenses 3:2
Los pensamientos negativos dan origen a las palabras y actitudes negativas, y éstas son las grandes causas de la derrota, del fracaso y de la destrucción, pues ellas se oponen a la verdadera fe, la que es dada por Dios. El diablo trabaja con ideas y pensamientos contrarios a los de Dios. El ser humano, a su vez, está entre lo que viene de Dios y lo que viene del diablo. Pero es el ser humano quien tiene que decidir la palabra que va a aceptar.
Por eso la persona es dotada de inteligencia, a fin de optar por lo mejor. Ese derecho de elegir su propio camino es la gran consideración que el Señor tuvo con nosotros cuando nos creó. El problema es que, a pesar de que el ser humano tenga acceso a grandes conocimientos, al punto de ir a la luna, aún así él no ha sido capaz de identificar y escoger lo bueno.
Cuando pensamos positivamente, hablamos positivamente y actuamos positivamente; como consecuencia, conquistamos la victoria. ¿Pero cómo pensar positivamente, si vivimos en un contexto social negativo, en el que la mayoría de las personas sólo piensan en sí mismas y viven ilusionadas por las fuerzas demoníacas? ¿Cómo vivir positivamente en una sociedad egoísta, idólatra e indiferente, que no cultiva el amor de Dios y muchas veces lo rechaza? Nosotros podemos vivir en una sociedad negativa y aún así no asimilar su espíritu; basta que nos alimentemos con la Palabra de Dios.
El Señor Jesús dijo que Sus palabras son espíritu y verdad. Cuando leemos diariamente la Palabra de Dios estamos alimentando nuestro espíritu con el Espíritu de Dios. Es a partir de ahí que la energía de Dios hace a nuestro ser brillar e imponer nuestro positivismo en la sociedad negativa en la que vivimos. En lugar de ser envueltos por las fuerzas negativas, nosotros las expulsamos de nuestra vida, y entonces se cumple la Palabra de nuestro Señor, cuando dijo: “Vosotros sois la luz del mundo”Mateo 5:14