“¿Quién está conmigo? ¿Quién? Y se inclinaron…”
La sentencia de Jezabel fue dada con firmeza. No hubo oportunidad de argumentación. Solo las palabras del nuevo rey de Israel resonaron entre los caballeros que le eran fieles. La reina Jezabel, madre del rey Joram y del fallecido rey Ocozías, viuda del gran rey Acab, que reinó sobre Israel por 22 años, fue sentenciada a muerte sin derecho a defenderse.
Siendo aún joven, Jezabel cambió de un palacio a otro. Hija del rey de los sidonios Et-baal, se casó con el todavía rey Acab. Incluso siendo Israel tierra de los hijos de Dios, padre de Abraham, Isaac y Jacob, no fue difícil imponer sus creencias en el palacio.
Jezabel se pasó la vida sirviendo al dios Baal. Construyó un altar para él y así llegó a su nueva tierra, e hizo que el rey, débil en la fe, se convirtiera a su dios. A partir de allí, persiguió a los profetas de Dios.
Si la adoración a otros dioses ya irritaban al Señor, la persecución que continuo en los tiempos de Jezabel apartó mucho a aquellos reyes de Su voluntad. Jezabel pagaba con dinero de Israel a los profetas de Baal Asera y hacía lo posible para que murieran los profetas de Dios. Muchos de ellos, perseguidos, tuvieron que huir lejos, esconderse en cavernas o exiliarse en el desierto. Jezabel llegó a construir un templo para Baal dentro del palacio levantado por Dios.
La muerte de Nabot
Mucho antes de que Jezabel sea juzgada por un rebelde, juzgó a un buen hombre. Nabot tenía una bella viña, herencia de sus padres, al lado del palacio real. Como seguidor de Dios, no podía -y ni quería- deshacerse de su herencia. Negó, por lo tanto, la oferta del rey Acab para dar, cambiar o vender la viña.
“… ¿Por qué está tan decaído tu espíritu, y no comes?” Cuestionó Jezabel al ver al rey cabizbajo.
“… Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que si más quería, le daría otra viña por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña.” Lamentándose Acab.
“¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.”
La viña de Nabot, sin embargo, no fue conseguida a precio justo. Como en aquella época quien blasfemara contra Dios el rey era castigado a sentencia de muerte, la reina encontró a dos hombres que aceptaron testificar contra Nabot. El justo fue apedreado y su viña pasó a las manos del rey.
La muerte de Jezabel
El profeta Elías recibió la noticia de la muerte de Nabot por medio del Señor, que le ordenó profetizarle a Acab las siguientes palabras: “Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel.”
Muchos años pasaron hasta que Jezabel fue castigada por todos sus crímenes. No solo adoró a falsos dioses y construyó ídolos para ellos, sino también ordenó la muerte de muchos hombres justos y persiguió a los profetas de Dios. Hizo que su marido tuviera el alma corrupta y, por ser inteligente y seductora, llevó al reino como quiso hasta cuando pudo.
Murió Acab en batalla, murió Ocozías cayendo de la ventana y murió Joram, por las manos del autoproclamado rey Jehú. Pero Jezabel aún era reina.
La indignación de los israelitas comenzó cuando el profeta Eliseo transmitió el mensaje de Dios, que daba su reino en las manos del muchacho. Siguiendo las órdenes del Señor, fue ungido y partió hacia la conquista del trono. Mató a Joram en el camino hacia el palacio y, llegando, encontró a Jezabel maquillada y bien vestida, creyendo de que podía seducir también a aquel nuevo rey.
“¿Quién está conmigo? ¿Quién?” Gritó al ver a Jezabel en la ventana acompañada de sus siervos.
Dos o tres eunucos se pusieron de acuerdo silenciosamente.
“Echadla abajo”
Ese fue el fin de Jezabel. Todo el odio que el pueblo adquirió de esa reina fue suelto por las palabras de Jehú. Ella murió por la caída, pero las palabras de Elías fueron cumplidas.
Y hasta hoy, Jezabel es ejemplo para todo cristiano; ejemplo de que nadie pasa por la vida impunemente.
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