“Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva.”, (Job 14:7-9).
El árbol puede ser cortado, pero brotará. Si por casualidad su raíz se pudre y muere, aun así vivirá otra vez. Lo que significa que hay esperanza mientras usted tenga condiciones de respirar. Aunque su raíz esté podrida, al percibir el agua, o sea, el Espíritu Santo, revivirá.
Yo quiero que usted vea lo que hay adentro suyo, sus problemas, sus angustias, sus aflicciones, sus desgracias, su vida, su pasado, sus fracasos y que los saque y los presente al Espíritu Santo, para que Él invada su ser y haga nacer una nueva criatura.
Usar la propia fe es usar la inteligencia, la razón, es pensar: “¡Oh Dios, mi vida es una basura, una porquería! No hay una salida para mí, miro para todos lados y no tengo salida, estoy en un callejón sin salida. ¡Entonces ayúdame, ¿qué tengo que hacer? ¡Yo no sé qué hacer! ¡Estoy perdido! ¡Yo estoy literalmente perdido! Entonces ayúdame, dame una luz…”.
Cuando usted clama con sinceridad, cuando usted rasga su alma, cuando habla con Dios, dudo que Él no lo oiga, dudo que Dios no le dé una respuesta inmediata, ¡yo lo dudo!
Use su fe, usar la fe es usar el intelecto, es usar la razón, es pensar, es llegar a la conclusión de que usted Lo necesita y lanzarse a los pies de Jesús.
Usted no lo ve, yo tampoco lo veo, no lo siento. Usted tampoco necesita sentirlo, nadie necesita sentir nada. Porque Dios no actúa basado en la sensación, en la emoción, en el ambiente. Él actúa basándose en la sinceridad que no se encuentra en el mundo.
Lo que usted encuentra allá afuera es solo falsedad, personas hipócritas, engaño y traición.
Cuando uno es una persona sincera, Dios escucha y responde. Las cosas empiezan a suceder a partir de allí. No importa el pecado que cometió, no importa cuán pecador es usted, no importa nada, lo que importa es la sinceridad, porque esa es la fe que agrada a Dios.
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