¿Usted sabe qué es y para qué sirve una armadura?
Utilizada generalmente para la protección personal, es simplemente una vestimenta, generalmente de metal, utilizada por los soldados, guerreros y caballeros como un escudo durante la batalla.
Trayéndolo hacia el lado espiritual, usted probablemente ya oyó hablar sobre la Armadura de Dios. Ese tipo de “protección” está citado en la Sagrada Biblia (en el libro de Efesios, capítulo 6, en los versículos 10 al 20) como uno de los mayores medios de defensa de un cristiano. Pero no son todos los que se atienen a las ordenanzas de la Biblia y hacen de esa Armadura su “cobertura”, por eso padecen cuando enfrentan las dificultades de la vida.
Es bueno dejar bien en claro que mientras el ser humano esté aquí en esta Tierra, siempre pasará por luchas y dificultades. Por eso es que Dios, por medio de la Biblia, orienta que debemos estar fortalecidos en Él y en la fuerza de Su poder. En verdad, Él solo nos quiso decir que debemos estar preparados para lo que sea que venga, pues todos nosotros (cristianos o no) enfrentamos contratiempos y problemas.
Distantes de las verdaderas enseñanzas
Que lo diga la hoy diseñadora de interiores Larissa de los Santos Ferrerira (foto de al lado), de 26 años, que prácticamente nació en la iglesia – ella frecuentaba la Universal con la madre desde que tenía poco más de un 1 año de edad -, igualmente, llegó una época – cerca de los 13 años – en la que, aunque estuviese físicamente allí, se mantenía muy lejos de las enseñanzas adquiridas.
“Solo me interesaban las amistades, los noviazgos y pasar el rato. Mentía, para tener lo que quería y no le daba ni la menor importancia a la familia, ni a los consejos de mis padres, pastores, obreros, mucho menos a los de la Biblia. El mundo me atraía mucho. Por creer que estaba “presa” de casa a la escuela y de allí a la iglesia, decidí “vivir”, conocer y experimentar las cosas de allí afuera”, recuerda la joven, que pasó a vivir en función de lo que los otros le decían y pensaban.
Sin embargo, con el pasar del tiempo, todo aquel colorido que ella creía que había sido su mejor elección fue haciéndose gris. “Perdí el placer en las cosas, nada más me agradaba, ni era lo suficientemente bueno para mí. En esta época, caí en depresión, al punto de querer terminar con mi vida”, comenta.
Con la corredora de inmuebles, Jessica Alves da Silva (foto de abajo), de 24 años, la situación no fue muy diferente. Según cuenta, a los 16 años comenzó a asistir a la iglesia, pero en realidad, dice que iba a las reuniones simplemente “por miedo de ir al infierno”.
“Al mismo tiempo que asistía a las reuniones, vivía buscando orientaciones de personas vacías, que no tenían nada que ver con la fe que era pasada, en consecuencia nada bueno sucedía en mi vida. Entonces, en los días difíciles, cuando todo iba mal, yo no tenía fuerzas para vencer nada”, dice.
Neilza Ferreira da Conceição (Foto de abajo), de 21 años, era extremadamente sentimental, lo que le impedía actuar con más firmeza para resolver sus conflictos y problemas.
“Tenía un vacío fuera de lo común. Estando dentro de la iglesia, oía las orientaciones bíblicas, pero las ignoraba. Por eso, continuaba sufriendo. Fácil era mostrarme correcta dentro de la Iglesia; bastaba salir y rápido me transformaba. Vivía un gran error, una gran mentira, eso porque me dejaba llevar por todos, menos por lo esencial: Dios” justifica.
Frías en la fe
Lamentablemente, esa ha sido la condición de muchas personas dentro de la iglesia. Para el obispo Edir Macedo, líder de la Universal, muchas no saben por qué están frías en la fe y cayendo.
“La verdad es que han dejado de oír la Palabra de Dios, o sea, oyen la palabra de todo el mundo, de los amigos, del novio, menos los consejos de Dios. Allí está el problema”, decía el obispo en una de las transmisiones por Red Aleluya.
Y fue exactamente eso lo que sucedió con Larissa, Jessica y Neilza. Oían la Palabra de Dios, pero no la practicaban; querían las respuestas, pero no se revestían de lo primordial: la “Armadura de Dios”.
Según el obispo Macedo, es allí que está el gran peligro. Cuando las personas dejan los principios de la fe y no se revisten con esa “Armadura”, las saetas del mal las alcanzan.
“El diablo no duerme, ni descansa, tampoco se toma vacaciones, él siempre está actuando, atacando y buscando motivos para hacernos caer. Sin embargo, si estamos vestidos con la “Armadura de Dios” ¿Quién nos podrá destruir? ”
La persona que hoy está postrada y destruida, ha vivido así porque no atendió el consejo del Espíritu Santo, cuando Él dice “…tomad toda la armadura de Dios.”
O sea, no basta que usted tenga fe, sea bautizada en las aguas o con el Espíritu Santo. Usted tiene que estar permanentemente con la “Armadura de Dios”, con el fin de volverse inquebrantable ante los ataques satánicos”, aconseja el obispo.
Larissa es la prueba de eso. Ella solo logró el cambio positivo cuando comenzó a dar oídos y a practicar la Palabra de Dios. “La paz que tengo hoy es inigualable. Mi familia me ve como una referencia. En la profesión tuve un impulso y sentimentalmente, también cambió.”
Jessica, que estaba cansada de administrar problemas, un día decidió asumir a Dios, colocándolo al frente de sus batallas. “Hice de Él mi mejor amigo, me revestí de esa “Armadura” por eso, nada más me afecta. Estoy completa y soy feliz.”
Neilza también se encontró. “No dejé de pasar por problemas, sin embargo tengo una fuerza dentro de mí que me hace vencer todo.”
Si usted también desea tener esa Armadura, participe de la Noche de la Salvación este miércoles a las 20h en Av. Corrientes 4070 – Almagro, o encuentre la dirección más cercana a su casa, ingresando www.universal.org/direcciones
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