Imagine la siguiente figura: el cuerpo de un hombre musculoso, pero con la cabeza y las patas como las de una cabra. Además, tiene alas, cuernos, y un pentagrama en la frente. Al lado de la estatua están dos niños mirándolo atentamente. Esto, ¿le trae paz o parece una escena de película de terror?
Así es la estatua revelada por el grupo “El Templo Satánico” en Detroit, Estados Unidos. La misma representa a Baphomet, un demonio del ocultismo. Inicialmente, el evento para exhibirla se realizaría en un restaurante del lugar, pero, al saber el propósito, el dueño del establecimiento, Bert Dearing, desistió de ceder el espacio.
“Detroit es un área muy religiosa. Cuando alquilé este lugar, creí que se trataba de una iglesia. No sabíamos que eran adoradores del diablo”, dijo Dearing a los medios de comunicación de la región.
Igualmente, los organizadores hicieron el ritual, pero en otro lugar, y, para evitar la presencia de la prensa y de decenas de manifestantes, enviaron, horas antes, un e-mail a los participantes indicando la dirección exacta del lugar. “Ven a bailar con el diablo y a vivir la historia mientras esté escrita”, afirmaba la invitación.
Para poder entrar al evento, la persona tenía que pagar desde US$ 25 a US$ 75, tener más de 18 años y “vender” el alma a Satanás. La presentación se realizó y aún no ha sido divulgado donde quedará la imagen.
El encuentro con el engaño
En el sitio del grupo, los miembros afirman que la figura es un llamado a luchar “en nombre de la libertad individual, de su libre ejercicio y en contra de los teócratas egoístas”. Ellos sobrevaloraron la idea de Satanás como un ejemplo positivo.
Las Sagradas Escrituras muestran que Satanás fue el que se rebeló contra Dios y que hoy, confinado al terror del infierno, intenta engañar a las personas de todo el mundo con su “bondad” aunque su real objetivo es destruir sus vidas y llevarlas a la prisión con él.
Pero eso no ocurre solo a través de estatuas. Muchas otras propuestas engañosas provienen de él y tienen como objetivo dar felicidad momentánea a cambio de la soledad eterna. Sea por medio de la pornografía, del chismerío, de la traición o de los vicios. En realidad, no importa el medio, sino si la persona se une o no.
Larissa Figueredo (foto de al lado), de 25 años, y su familia, buscaron una secta satánica para tratar de resolver los problemas económicos que enfrentaban. “Obedecíamos todo lo que el espíritu nos mandaba. Hacíamos ofrendas. Al principio todo parecía ir bien, pero después las cosas no solo empeoraron en el área económica sino también en todas las áreas de nuestra vida”, recuerda la joven.
Ella dice que la creencia en espíritus y la convicción de que todo lo que hacían era para el bien, los incentivaba a continuar practicando los rituales. “Cuando mi padre tuvo que irse a vivir a otro país y dejarnos aquí en Brasil, mi madre entró en una profunda depresión, tuvo síndrome de pánico y otras enfermedades psicológicas”, dice Larissa.
En medio de la desesperación, los vecinos y familiares intentaron ayudarlos como podían, pero no era suficiente para cambiar la situación.
“Al cambiar de canal me detuve en un programa de la Universal y le dije a mi madre que fuéramos a conocer el lugar. En la primera reunión decidimos seguir y participar de otras, recuerdo que en esa semana mi padre consiguió empleo en una multinacional”, recuerda.
Su padre trabajó durante siete años en esa empresa y hoy tiene su propio negocio. “Además de esta gran conquista, me liberé de la perturbación que tenía, del vacío y de la depresión. Hoy estoy recibida, soy nutricionista , estoy casada y muy feliz con la fe que aprendí a tener”, dice.
Para la joven, la inauguración de la estatua del diablo es una comprobación más de la necesidad que las personas tienen de apoyarse en algo y, debido a la desesperación, no usan la inteligencia. “También es una manera de confrontar a las personas que creen en Dios, queriendo mostrarles a las personas que ellas también tienen un dios, quieren dar la impresión de que la imagen del diablo no es tan mala como dicen, pero él es, en realidad, el autor del sufrimiento”, concluye.
Usted, ¿de qué lado está?
De acuerdo al obispo Rafael Cavina, la mayor señal del Fin de los Tiempos es la presencia del espíritu del engaño. “El engaño es un espíritu, por eso se infiltra sutilmente a través de las capas de la sociedad, ya sea por medio de los formadores de opiniones, de los medios de comunicación mal intencionados e incluso de las autoridades”, afirma.
Y, debido a esto, es necesario elegir a quién tener como aliado: a Dios o al diablo. Él explica que para saber si estamos haciendo la voluntad del mal se debe saber cuál es la voluntad del bien. “Esto solo es posible a través del análisis de las Sagradas Escrituras, del Espíritu Santo que nos convence del pecado, y de nuestra conciencia que funciona como un termómetro moral: reconocer el error, confesarlo y arrepentirse, es decir, abandonarlo”, destaca el obispo.
Por eso, es importante que analice su vida y las elecciones que ha hecho. No es necesario ir a un culto demoníaco para que tenga un mal en su vida, si usted tiene actitudes equivocadas ya está trayendo al diablo cerca suyo. Si dice “soy honesto”, pero, digo una pequeña mentira aquí y allí; “respeto a mi compañero”, pero, siempre que él o ella no están cerca; “codicio a otra persona”, pero solo por foto; “amo a mi familia”, pero no quiero ayudarla; “respeto mi trabajo, odio el chisme”, pero, de vez en cuando, ¿ya sabe cómo es no? No se engañe, no existe mitad correcto mitad equivocado. La vida fluye solo cuando se hace 100% lo correcto, aunque para eso, sea necesario actuar de una manera diferente a la mayoría.
Colaboró: Daniel Cruz.
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