La noche del día 31 de julio de 2014 fue diferente para millares de personas que están acostumbradas a transitar tranquilamente por las calles de la zona este de São Paulo. Desde la mañana el movimiento en el barrio de Brás, ya era intenso: jóvenes, personas mayores y de todas las edades y partes del mundo ya ocupaban las calles y las veredas de alrededor del más nuevo hito de la historia de la Universal, el “Templo de Salomón”.
La inauguración oficial del Templo se realizó a las 19hs. y para evitar mayores trastornos en el tránsito de la región, la Compañía de Ingeniería de Tráfico (CET) realizó algunas alteraciones importantes. El primer cambio sucedió a las 15hs, cuando la Avenida Celso García, en sentido hacia el centro, tuvo las paradas de ómnibus inhabilitadas hasta las 21 hs.
Ya al final de la tarde, alrededor de las 17 hs. la franja en el sentido centro de Celso García entre las calles Bresser y Júlio Cesar Filho, también fueron bloqueadas, para la preparación del cortejo.
Momento ilustre
Cerca de 10 mil personas, entre ellas autoridades y fieles asistieron a la ceremonia inaugural dentro del Templo. Por otra parte, del lado de afuera, transeúntes acompañaban atentos el gran movimiento y la expectativa para uno de los momentos más importantes del evento: el paso del Arca de la Alianza. Una alfombra roja fue extendida desde la Universal de Brás hasta el altar del Templo, y por ella los sacerdotes caminaron cargando el Arca.
Ese fue uno de los momentos más importantes para Márcia Aparecida de Andrade, que vive en el barrio Itaquera, el cual recientemente se volvió más conocido a causa de un evento deportivo internacional. Pero el campeonato de fútbol que sucedió cerca de su casa ni de lejos causó en ella lo que presenció en aquel cortejo, visto por ella desde otro punto de la misma avenida. “Claro que me emocioné, pero al mismo tiempo sabía lo que es y a Quién el Arca representa, y la bendición que es poder presenciar este momento”, dice Márcia, cuyo brillo en los ojos comprueba lo dicho. “Es la prueba de que Dios realmente puede hacer algo por todos nosotros. Mientras el Arca pasaba, veía mi vida pasando con ella, y todo lo que quedó atrás que no tiene más vuelta, es realmente una vida nueva, como solo Dios puede hacer en nosotros”, afirma.
Para Edna Ferreira Costa, 20 de sus 34 años como obrera en Guaianases, “llamar a este momento como extraordinario es poco”, porque, para ella, lo que veía era “la Gloria de Dios pasando con aquella Arca” lo que, para ella, “trajo la verdadera conciencia de una transformación total”, completa.
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