El pastor Valtencir Almeida, responsable de todos los obreros en Bolivia, realizó la Caravana de la Consagración para bendecir a las familias de los obreros. Las reuniones fueron en los Cenáculos del Espíritu Santo de la Sede Nacional de Santa Cruz de la Sierra, en La Paz, El Alto y Cochabamba.
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” 2 Timoteo 2:15
El pastor explicó que los obreros son hombres y mujeres de Dios bautizados con el Espíritu Santo, lo que significa que ellos renunciaron a las cosas del mundo y aceptaron a Dios como su único Señor: “Los obreros son voluntarios que se empeñan en ayudar en la evangelización, llevando la Palabra de Dios, donando su tiempo para hacer la Obra de Dios de manera voluntaria, sin ningún interés propio, solamente para ayudar a las personas que se encuentran con problemas y para salvar almas para el Reino de Dios, ya que a través del Espíritu Santo en su vida tienen autoridad para bendecir, curar y liberar a las personas para glorificar el nombre de Dios.”
“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.” Jeremías 1:5
Después de explicar sobre la colaboración de los obreros, todos formaron un pasillo para bendecir a sus familiares, y con la consagración de cada voluntario junto a su familia, entregaron sus vidas en las manos de Dios.
Uno de los testimonios es el de la obrera Carla, que cuenta cómo su matrimonio fue transformado. “Estaba con la relación destruida, mi marido consumía drogas hacía 5 años, además de muchos otros problemas en casa, pues no había comunicación, solamente existían discusiones, falta de comprensión y de dinero, además de mucha angustia y tristeza. Yo ni podía dormir. Fue de esta manera que llegué al Cenáculo del Espíritu Santo y aprendí a usar mi fe, perseverar y, hacer cadenas de oración y propósitos, para mi marido y mi familia. Y Dios me respondió. Hoy, mi esposo no está más en los vicios, nos casamos, todos nosotros participamos de las reuniones en el Cenáculo, nuestra vida financiera cambió, tengo condiciones para comprar lo que deseo y soy muy feliz. Tengo paz y tranquilidad desde que Dios me dio el mayor regalo, el bautismo con el Espíritu Santo.”