La justicia es la virtud moral que inspira el respeto de los derechos del prójimo y que otorga a cada uno lo que le pertenece. Ella revela lo que es absolutamente correcto, íntegro y verdadero y jamás puede desviarse, aunque sea por una insignificancia, ya sea hacia la derecha, ya sea hacia la izquierda, pues si esto sucediese, más tarde, entonces, se comprobaría cuán lejos de la verdad se coloca.
Si hoy, por ejemplo, tomamos una decisión de juicio y cometemos un mínimo de injusticia, verdaderamente mañana podremos constatar el perjuicio ejercido sobre todo el resto de la justicia. Quiere decir, muchas veces una injusticia, por más pequeña que sea, abarcando una parte, perjudica enormemente al todo.
El abuso humano
El ser humano ha abusado, en gran medida, del amor de Dios, de Su paciencia y compasión; y tal vez por esa razón, ese ser haya omitido el mensaje del Evangelio, negado la fe total en el Señor Jesucristo, es decir, se ha marginado en relación a Dios.
Pienso que, en el fondo, el ser humano cree que la misericordia divina sofocará todos los errores y pecados, y que Dios no tendrá coraje para arrojar a los “hijos” desobedientes en el lago de fuego.
Apoyado en Sus misericordias, muchos se olvidan que Él, antes de ser amor, bondad, etc., es justicia; y debido a la propia justicia, estará impedido de justificar a todos, ya que no podrá permitir que lo injusto reciba el mismo tratamiento que lo justo; que aquellos que dieron sus vidas por causa de la fe cristiana, vivan la eternidad junto con aquellos que les quitaron su vida por causa de la misma fe cristiana.
De esta manera, la verdad es que aquellos que piensan de esa forma desconocen la Palabra de Dios, que afirma: “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” Romanos 14:17
Quiere decir: la paz y la alegría no podrían existir en el reino de Dios sin que hubiese justicia, pues aquéllas dependen directamente de ésta.