El 2016 está muy cerca de terminar, lamentablemente, muchas personas miran sus vidas con tristeza y preocupación por lo que no pudo ser. A veces, la preparación para las fiestas, las reuniones familiares y con amigos son un factor anestesiante para no lidiar con lo que genera sufrimiento y se va dejando para más tarde el problema que nos aflige.
Ell problema es que con esa actitud evadimos la realidad solo por un momento, dejando de lado lo principal: nuestra vida espiritual. Porque quizás durante las fiestas nos sintamos felices momentáneamente, pero al día siguiente todo vuelve a la vacía y triste normalidad, sin ningún motivo para festejar.
En el blog del obispo Macedo hay una serie de consejos para no dejarse influenciar por el ritmo del mundo. Él nos enseña a establecer prioridades para que podamos tener la vida que siempre soñamos y podamos alcanzar la verdadera felicidad. Felicidad que no se esfuma después de los festejos de fin de año:
“Todo tiene su grado de importancia, es importante que usted tenga estabilidad económica, porque es importante que dé testimonio de la grandeza de Dios en su vida. Es importante que su salud tenga cuidados especiales, pues es imposible hacer lo que debe ser hecho estando débil físicamente. Es importante tener una familia bien estructurada, porque es la base para una buena relación con los demás. ‘Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.’, (Mateo 6:32).
Hay otras cosas muy importantes en la vida, que infelizmente, a pesar de ser lo más importante, han sido colocadas en igualdad o debajo de otras cosas.
¿Quiere saber cuándo uno está en peligro? ¿Quiere saber cuándo está lejos de Dios? Eso sucede cuando usted no prioriza su alma, cuando el cuidado con su alma no es su primera preocupación. Cuando otras cosas están ocupando el primer lugar en su vida.
Sin priorizar su alma, automáticamente, no cuidará de otras cosas en primer lugar. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”, (Mateo 6:33)”.
Muchos sonríen, pero por dentro se sienten muertos, no hay vida, no hay felicidad, nada los llena. Es por eso que se pierden en las fiestas, en el alcohol, para encontrar un poco de felicidad. Pero cuando amanece sus vidas siguen siendo las mismas, los problemas y la angustia siguen ahí.
La respuesta para una vida nueva está en comenzar a cuidar lo más importante: nuestra alma. La verdadera alegría viene de Dios y no dura un momento, dura toda la eternidad. Si quiere experimentarla participe de la Vigilia de Año Nuevo el 31 de diciembre a las 22 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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