Eso sucede porque creen que nadie tiene derecho a ofenderlas de esa forma. Movidas por el sentimiento del orgullo herido, deciden probar que tienen razón a cualquier precio. Y gastan muchas horas planeando cómo hacerlo. ¿Qué ganan con eso? Quizás busquen algún tipo de placer en la revancha. Pero este tipo de pensamientos genera momentos de aflicción y rabia, lo que provoca amargura.
Las ganas de vengarse están directamente ligadas al orgullo, que es lo que lleva a la persona a tener un concepto exagerado de sí misma, al punto de creerse la persona más importante del mundo. El orgullo también puede significar vanidad, arrogancia, altivez y soberbia, cualidades que no pertenecen a una mujer que se valora, ¿o sí?
La mujer que se valora sabe mantener el equilibrio cuando una situación sale de control. En vez de bajar al nivel de sus agresores, reconoce su lugar y se mantiene en él, sin importar lo que suceda. Ella no necesita probarle nada a nadie, y se niega a guardar sentimientos negativos porque sabe que eso solo va a perjudicarla. Para ella, las adversidades son una oportunidad de entrenar sus mejores cualidades, como la paciencia, el respeto al prójimo, la humildad, la confianza y el buen humor.
¿Quiere ser superior? Entonces, deje de perder tiempo con actitudes que pueden generar rabia, odio y rencor. Aproveche cada momento del día y busque alimentar pensamientos y actitudes que le ayuden a transformarse en una mejor versión de sí misma. Recuerde: sus actitudes revelan su verdadero valor.
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