La Palabra de Dios es la Mente de Dios, es la voz del Altísimo y es luz para nuestros caminos. Es la Mente Divina concedida a aquellos que desean conocer al Altísimo.
La Mente de Cristo es Su Palabra porque en ella están Sus pensamientos. Muchas veces pasamos por momentos difíciles en la vida, y, si abrimos la Biblia, Dios habla con nosotros: “No temas, Yo estoy contigo”, “Al que cree todo le es posible”.
Toda la iglesia está apoyada en la Palabra de Dios. A veces nos preguntan: “Obispo, ¿cómo es el Estatuto de la Iglesia?” El Estatuto de los cristianos está apoyado en la Palabra de Dios.
Cuando Dios nos da Sus pensamientos, es para que ellos conduzcan a nuestro corazón para que no sea llevado por las emociones e ilusiones que nos presenta el mundo.
Dios nos da Su palabra, o usted vive por la fe o vive por los sentimientos. Las personas suelen escuchar al corazón, pero ¿qué dice la Biblia sobre el corazón? Dice que engaña, que es corrupto.
El odio y el resentimiento provienen del corazón. Dios no quiere que sigamos al corazón, sino a la mente. Por tomar decisiones con el corazón muchos están desesperados. ¿Y sabe quiénes alimentan al corazón? Los ojos.
El mundo nos presenta muchas ilusiones, hay quienes llegan a casarse por la apariencia, el mundo trabaja para que el ser humano se mueva por la emoción y no por los pensamientos que nos da Dios.
Pero, para tener la Mente de Dios, que es el Espíritu Santo, usted debe buscarlo por encima de todo.
Cuando usted recibe el Espíritu Santo recibe la Mente de Dios y Él guía sus pasos: “… cuando venga el Espíritu de Verdad, Él os guiará a toda la verdad…”, Juan 16:13.
Por eso las reuniones de miércoles y domingos son las más importantes, porque buscamos al Espíritu Santo para fortalecimiento espiritual.
“Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33
Cuando buscamos el Reino de Dios, el Padre sabe lo que necesitamos y nos lo da.
Mientras no tengamos la Mente de Cristo en nosotros, tomaremos actitudes y haremos elecciones equivocadas, influenciadas por nuestro corazón.
Por eso es importante tener la Mente de Cristo, para pensar lo que Le agrada a Él, para ser personas con pensamientos buenos, sin malicia. “Porque Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal…”, Jeremías 29:11.
El corazón solo quiere sentir, vive en busca de sensaciones, y, cuando experimenta esas sensaciones, se frustra y busca otras más fuertes. El corazón quiere y quiere, desea, y, cuando uno lo atiende y todo sale mal, va en busca de otras cosas. Es engañoso. El ser humano debería entregarlo en las Manos de Dios y cambiarlo por la fe.
Cuando la Mente de Cristo está en el control de su vida, su conducta y su comportamiento son diferentes y, consecuentemente, tendrá éxito en la vida. Cuando la persona usa la fe inteligente, piensa y no se deja llevar.
El Espíritu Santo está para eso, para orientarnos, para guiarnos por los caminos de la vida. Cuando tenemos el Espíritu Santo, el Reino de Dios entra en nosotros y todas las demás cosas van siendo añadidas. ¡Guarde eso!
Antes de casarse, busque el Reino de Dios; antes de graduarse, busque el Reino de Dios; antes de elegir su profesión, busque el Reino de Dios … ¡Busque el Reino de Dios antes de tomar cualquier decisión importante! Pues quien tiene la Mente de Cristo está determinado a perseverar hasta el fin. Repito, una vez que usted tiene el Espíritu Santo, Dios pasa a guiar toda su vida.
Si usted no tiene la Mente de Cristo, el Espíritu Santo, no resistirá las tentaciones, las tribulaciones y todas las luchas por las que pasará. Llegará un momento en el que no podrá aguantar.
Es verdad, quien no Lo tiene no aguanta, porque somos calumniados, humillados, difamados. Pero, cuando tenemos el Espíritu Santo, Él nos dice: “No te preocupes, Yo hablo por vos”. Esa es la importancia de invertir en la vida espiritual. Quizás usted diga: “Pero yo ya Lo tengo”. Sí, pero puede apagarlo si no Lo sigue buscando. El diablo sabe que la persona con el Espíritu Santo tiene el Sello de Dios y que no puede tocarla.
Quien tiene la Mente de Cristo, permanece hasta el fin.
No olvide que las aflicciones y las tribulaciones también son promesas del Señor Jesús.
“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo”, Juan 16:33.
Todo lo que está sucediendo en el mundo está escrito en la Biblia. ¿Qué es el coronavirus sino una peste? Jesús dijo que habría guerras, rumores de guerra, nación contra nación, hijos contra padres, padres contra hijos, que el amor se enfriaría. No hay que asustarse. Jesús dijo que seríamos llevados ante los tribunales, ¡todo por Su Nombre!
Muchos vecinos quisieron denunciarnos en estos meses, vino la policía y no encontró nada ilegal. Hay gente que nos odia, los pastores son maltratados cuando ingresan a un nuevo país, muchos odian a los cristianos, ¿y sabe qué hacemos cuando nos maldicen? Los amamos y oramos para que se conviertan. Y decimos “Amén y gracias a Dios”. Y hoy, muchos que antes odiaban a la iglesia, están acá. No debemos pagar el mal con el mal sino con el bien.
Cuide su vida espiritual, cuando hablen mal de usted diga “gracias a Dios”. Recuerde que nadie le arroja piedras a un árbol sin frutos. Y que todo esto que pasamos sirva para que crezcamos espiritualmente y seamos cada vez más fuertes, invencibles e inquebrantables.
Los que son vengativos y quieren pagar con la misma moneda no tienen la Mente de Cristo. El hombre y la mujer de Dios no maldicen a nadie, bendicen incluso a los que los persiguen y oran para que todos tengan la Salvación.
Si usted no tiene completo su lado espiritual, ¡en esta Hoguera Santa vaya por eso!
O usted tiene la Mente de Jesús y permanece, ¡o no la tiene y desaparece!
Piense en eso.
Dios le bendiga.