Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿Acaso no lo sabrá Aquel que pesa los corazones, Aquel que mira por tu alma? ¿No dará Él a cada hombre según sus obras? Proverbios 24:11-12
Nosotros sabemos que Dios no les da órdenes a quienes no son Sus siervos. Él no presiona. Entonces, esa orden es exclusiva para quien Lo sirve, y es directa: “Libra, salva.”
Tres cosas me llamaron la atención, y también el temor y el cuidado que debemos darle a nuestro llamado para cumplir exactamente nuestra misión, pues se nota en este pasaje la influencia que eso tendrá sobre la mantención de la Salvación del alma del siervo. ¡Veamos entonces!
1 Libra a los que son llevados a la muerte…
Este es el comienzo de nuestro trabajo con relación a una persona. Vamos a su encuentro para librar (liberar, curar, descargar y resolver sus problemas aquí en este mundo)
2 … salva a los que están en peligro de muerte.
Ahora nuestro Dios deja clara su verdadera preocupación, que es por el alma. Pues, entre librar de una situación y salvar hay una diferencia muy grande, y Él quiere salvar eternamente.
3 Si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿Acaso no lo sabrá Aquel que pesa los corazones, Aquel que mira por tu ALMA? ¿No dará Él a cada hombre según sus obras?
Este, para mí, es el último y el más fuerte de los tres puntos, pues es el que habla del cuidado que tenemos que tener en no ser negligentes en la ejecución y en el orden en el que debemos hacer nuestro trabajo. Vea que Él comienza hablando de nuestra misión y termina dejando claro que eso pesará en nuestra Salvación, cuando usa la expresión: ¿Acaso no lo sabrá Aquel que pesa los corazones, Aquel que mira por tu ALMA?
¡El alma del siervo queda comprometida cuando es negligente y desprecia esta dirección!