“El SEÑOR ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; el SEÑOR es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal.” (Sofonías 3:15)
La promesa dice que nunca más veremos el mal.
Aunque el mal sea visible, no tiene más dominio sobre la vida del que cree.
Su condición actual, por la fe, es de absuelto, para quien no hay más condenación.
No hay más espacio para el mal.
He aquí la Palabra que libera.
La Palabra que transforma.
La Palabra que fortalece.
Fortalece cuando existe la convicción firme de que ella no falla.
No importa lo que usted ve.
Solo importa en lo que cree.
Es su fe la que va a determinar lo que será o no visible mañana.
Esta trae a la luz lo que aún no existe.
Nuestro enemigo no tiene ningún derecho más sobre los que son de Dios.
Las sentencias ya fueron apartadas.
Usted fue perdonado, absuelto.
Está libre.
Ahora camina con el Rey de Israel.
Haga clic aquí y vea el mensaje anterior.
Crea en la Palabra que libera y no les preste más atención a las acusaciones y al miedo a la sentencia.
Si usted quiere aprender más sobre este tema, participe de la Noche de la Salvación, que se realiza todos los miércoles en la Universal. Haga clic aquí para buscar la dirección de una iglesia más cercana a usted.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
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