Cierto día, un fabricante de lápices conversaba con sus lápices, diciéndoles a cada uno de ellos las siguientes palabras:
– Existen cinco cosas que necesitas saber antes de que te envíe al mundo. Siempre recuérdalas y te convertirás en el mejor lápiz del universo.
Primera: podrás hacer grandes cosas, pero solo si te permites estar seguro en la mano de alguien.
Segunda: probarás un doloroso proceso de ser afilado de vez en cuando, pero eso es exigido si quieres pasar a ser mejor de lo que ya eres.
Tercera: tienes la habilidad de corregir cualquier malentendido que puedas ocasionar.
Cuarta: la parte más importante que existe en ti está del lado de adentro.
Quinta: no importa la condición, debes continuar escribiendo. Debes dejar siempre una marca clara y legible – no importa cuán difícil sea la situación.
Todos los lápices entendieron, prometiendo recordar siempre las palabras de su creador, y entraron a la caja, comprendiendo el propósito de su fabricante.
Somos también como un lápiz. Fuimos creados con un propósito por nuestro Creador.
Y entonces, ¿será que comprendemos todo eso a cada día?
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28
Autor desconocido.
Colaboró: pastor Mauricio Campos
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