Es imposible tener la paz del Dios Padre sin practicar la fe racional en el Dios Hijo.
Cuando la persona dice creer en el Señor Jesucristo y, aun así, vive en conflictos internos, es depresiva, tiene pensamientos de suicidio, la vida trabada, está insatisfecha con la vida, etc., quiera creerlo o no, su fe es un mero objeto de adorno y jamás conoció a Aquel en Quien dice creer…
Desgraciadamente, la mayoría en las iglesias ha profesado esa falsa fe. Yo diría sin miedo de equivocarme, es cristiano pirata o fake creyente. ¿Por qué?
Porque está escrito y determinado que la fe justificadora (la fe que cancela los pecados) es inteligente, pues obedece a la Palabra de Dios y no a los sentimientos del corazón.
Cuando existe ese tipo de fe-obediente la fe es inteligente. Esa misma fe torna al pecador lavado en la Sangre del Cordero ofrecido por el Dios Padre, y el Propio Dios Padre concede la perfecta paz que, dígase de paso, ¡ni el mundo, ni un mal casamiento, ni los parientes, ni la vida, ni la muerte, ni el infierno, ni las envidias, ni las enfermedades o las brujerías son capaces de tocar!
“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo…” Romanos 5:1
Claro, la ausencia de la paz del Espíritu Santo indica la ausencia de la fe racional, inteligente y obediente. Ante eso, la única explicación es que el pecado ha reinado en aquella persona.
Si usted está viviendo en el pecado y se encuadra en este texto, pruebe hacer un ayuno de pecado durante una semana.
Abandone todas sus actitudes incorrectas, mentiras, engaños, prostituciones, adulterios, robos, vicios, malas compañías, ambientes contrarios a la fe cristiana, en fin, todo lo que tenga alguna apariencia del mal, absténgase durante siete días.
¡Va a comprobar por usted mismo la paz que viene directamente de la Fuente a su vida!
¡Que Dios lo bendiga abundantemente!