Ricardo termina su jornada laboral, piensa en que tiene que volver a su casa. Sin embargo no quiere, necesita un poco de tranquilidad, pero en su hogar no existe la paz. Mientras camina se va imaginando lo que le espera, la plata nunca les alcanza y su esposa se lo recuerda todos los días. Entonces se sienta en un banco de la plaza para hacer tiempo.
Mientras tanto María Rosa está en su casa mirando el reloj preguntándose por qué tarda tanto, por qué su marido no la llama. La tristeza la invade, comienza a recordar los buenos momentos, cuando eran felices.
Ricardo llega y empieza la discusión. Las agresiones son cada vez peores, plantean separarse, su familia está destruida. Pero un día una amiga de María Rosa le hace la invitación más importante de su vida.