En un mundo conectado solo en algunos “clics” es posible que cualquier persona pueda acceder a contenidos pornográficos. Pero, pocas personas conocen lo que está por detrás de producciones como estas.
La fotógrafa británica Jo Broughton registró la realidad de los escenarios porno y cómo se dejan después de la grabación de las películas.
Ella trabajó como ayudante de limpieza en un estudio de grabación de películas pornográficas en el 2001, y aprovechaba para fotografiar el ambiente después de que las filmaciones terminaban. “Como ayudante de limpieza, veía los estudios a la luz del día; limpiar el desorden se parecía un poco a estar en la escena de un crimen”, cuenta ella. La intención de Jo era mostrar la realidad de un mundo de ilusiones detrás de las cámaras.
Cuando limpiaba, la fotógrafa afirma que sentía la vulnerabilidad de los modelos que habían interpretado las escenas para la cámara aquel día, y siempre tenía la sensación: “Esto (la industria pornográfica) es falso, como supongo que es la pornografía, también falsa.”
Un mundo de fantasía
Un estudio realizado por la empresa Double Click ad Planner demostró que aproximadamente 100 millones de páginas de contenido erótico son visitadas todos los días en todo el mundo.
Los sitios pornográficos representan el 30% de la navegación en internet. La industria de la pornografía ha distorsionado los conceptos de las personas sobre el sexo; las personas recurren a algo que es una fantasía y quieren hacer lo mismo en la vida real.
En un video el obispo Domingos Siqueira, responsable del grupo de obreros de la Universal en Brasil, habla al respecto de este tema.
“La pornografía es un tema muy serio. Las personas son atraídas con imágenes pornográficas en internet y están bebiendo esta agua podrida, agua sucia y están llevando el mal hacia su interior, agarran el mal de afuera y lo transportan a su interior, y eso es algo grave, un problema muy serio.
Lo que sucede es lo siguiente, los ojos atraen todo lo de afuera hacia nuestro interior, lo bueno y lo malo, inclusive el pecado comenzó exactamente así, por la codicia de los ojos, fue exactamente lo que el diablo hizo, hizo que la mujer observe el fruto prohibido, el fruto que no podía tocar, que no podía comer, hizo que lo desee, porque el deseo viene cuando la persona mira y codicia; ella miró, deseó, fue seducida por el diablo, pero ella tenía libertad, lo hizo porque quiso, por más que el diablo la haya seducido. Esto está bien claro, a veces la persona le echa la culpa al diablo por los errores que comete, está bien, él es realmente un ser despreciable, pero convengamos, Dios nos dio la capacidad de resistir al mal, cuando la persona cede a la tentación no puede decir: “Ah, no pude resistir a la debilidad”, está escrito que Dios juntamente con la tentación nos da la salida. Cuando usted, se entrega a la pornografía, está con la computadora, es seducido a entrar en una página, encuentra en las redes sociales mucha prostitución, mucha suciedad, muchas cosas malas, pero entra si quiere, porque si aparece delante suyo, para que usted haga clic para entrar, el que manda en su mano es usted, usted va a decidir si hace clic con su dedo o va a decir “No, ¿qué es esto?, yo no quiero esto para mi” y va a rechazarlo, usted tiene ese poder de decisión, ese no es el diablo, es la persona, el diablo seduce, incentiva, pero él no agarró el fruto y a la fuerza lo puso en la boca de la mujer, él lo mostró, sugirió…
Muchos caen, se prostituyen porque al mirar castigan su mente; es una violencia a la inteligencia, a la ética, a la decencia, es una agresión a todo lo que es digno, honesto, verdadero; la persona ensucia la conciencia, contamina la mente, contamina el corazón, y comienza a desear eso; si es casado, ese hombre comienza a desear aquella mujer, hasta va a pensar en ella en el momento que tenga intimidad con su esposa, y viceversa, porque no solo los hombres tienen este vicio, hay muchas mujeres también.
Hoy hasta es la tercera industria que más factura en el mundo.
Cuando usted confiesa su pecado, él se debilita, usted debe arrepentirse, confesárselo a Dios y Él lo perdona; y otra cosa, usted tiene que tomar una decisión radical de abstenerse de aquello, si es internet lo que lo está haciendo pecar es necesario que diga “no voy a entrar más”, usted tiene que decidir que no entrará más en aquellas páginas.”
¿Es adicto/a a la pornografía? ¿Quiere tener otro comportamiento pero no sabe cómo? Participe del Tratamiento para la Cura de los Vicios y sea libre de este mal en la Universal de Almagro, los días domingos a las 15h, en Av. Corrientes 4070.
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